Encuentros vocacionales en Honduras
El próximo domingo, cuarto de Pascua, es conocido como el domingo del Buen Pastor. Es un momento oportuno para orar de manera muy especial por las vocaciones al sacerdocio y a la vida misionera, y para pedir al dueño de la mies que conceda a la Iglesia buenos pastores. Dios hace su obra, pero a nosotros nos toca ser instrumentos dóciles en sus manos. La oración confiada, la apertura y cercanía con los jóvenes, y la vivencia alegre y agradecida de nuestra propia vocación es la mejor contribución que podemos hacer a esta pequeña “viña” que es la Congregación.
Desde las dos parroquias que conforman nuestra misión de Honduras, hemos tratado de acercarnos a los jóvenes y animar entre ellos una cultura vocacional. Trabajando junto con los laicos en las comisiones parroquiales de pastoral vocacional, formadas por delegados, catequistas, matrimonios y jóvenes, hemos visitado varias comunidades para sensibilizar a los jóvenes sobre el tema de la vocación. La comisión se completa con una Hija de la caridad, dos hermanas religiosas de Marilam, y los padres Wilmer e Iván.
En el mes de febrero visitamos la comunidad de Tulián Río, en el mes de marzo Chivana (un bonito encuentro en la playa con más de 20 jóvenes), y en abril La Milagrosa. En estos encuentros, de carácter abierto y festivo, hemos ido detectando jóvenes con una mayor inquietud hacia la vida misionera, la vocación sacerdotal y la vida consagrada.
Recientemente, el 30 de abril, reunimos, en Cuyamel, a algunos de estos jóvenes más inquietos, en un encuentro de “profundización”, con un planteamiento vocacional más concreto, orientado a la vida misionera en la Congregación. Participaron un total de 6 jóvenes, de Cuyamel, Cienaguita, Chivana y La Esperanza. El ambiente fue agradable y de confianza. Desde el comienzo los jóvenes compartieron sus reflexiones y experiencias a partir del tema propuesto y de los diferentes textos bíblicos. Los jóvenes mostraron mucho interés por conocer más de la vocación, y quedaron animados a participar en próximos encuentros.
Esperamos, con la ayuda de Dios, continuar con esta bonita tarea de la animación vocacional. Trabajando por crear la “cultura vocacional” tan necesaria en los diferentes grupos y pastorales. Y acompañando a los jóvenes con inquietud para que puedan avanzar en un buen discernimiento.
Iván Juarros, C.M.
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