¿Sabías que los naipes más famosos nacieron en la escuela de artes y oficios de Vitoria?
El de carpintero, zapatero o costurera, eran oficios transferidos de padres a hijos, en una suerte de lotería familiar de la que dependía el desempeño futuro. Eso cambió con la llegada de las Escuelas de Artes y Oficios, centros que impulsaron la especificidad laboral y la profesionalización. El primer centro de estas características llegó a Bilbao a finales del siglo XIX gracias al, por entonces, alcalde de Bilbao, Pablo de Alzola, promotor del desarrollo urbano en la villa.
La actual sede del Museo Vasco fue durante años, la antigua Escuela de artes y oficios. Un espacio en el que se impartieron clases más técnicas, relacionadas con el dibujo y las matemáticas, a las que pronto se fueron sumando asignaturas sobre mecánica, carpintería o lavado y colorido. La modernización llegó también de la mano de las aulas para mujeres, en talleres como enseñanza mercantil, mecanografía o corte y confección.
En la década de los ochenta el absentismo escolar alcanzó el 60%, por lo que la Junta escolar decidió frenar esta mala costumbre estableciendo un depósito de 2,50 pesetas que se devolvía tras superar el examen final. La asistencia se elevó hasta el 80%.
Diseños que dan la vuelta al mundo
La de Vitoria es una escuela más moderna, relacionada con desempeños únicamente artísticos y con menos trayectoria histórica, pero de sus aulas han salido nombres reconocidos en el mundo de la pintura, fotografía o artes gráficas. Además hay una marca cuyo nombre está íntimamente ligado al de este centro, se trata de Naipes de Heraclio Fournier.
En 1877, el vitoriano encargó a uno de los profesores de la escuela, Emilio Soubrier, y al pintor Rafael Díaz de Olano el diseño de un naipe. Cartas que, con ligeras modificaciones, se utilizan actualmente en las mesas de juego de todo el mundo, ya que la empresa vitoriana produce cerca de 16 millones de barajas al año.
Además, nombres como el del fotógrafo Koldo Mendaza, o el pintor Adrián Aldecoa han dejado su impronta en el centro alavés. A día de hoy, la escuela de Vitoria sigue impartiendo sus clases y formando futuros profesionales y exponiendo los trabajos de sus alumnos entre sus muros.
Tomado de EL CORREO.COM
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