¡Tiene que llover, tiene que llover… sobre alguna cabeza!
No viene al caso citar nombres. Los hay. Son las 19:45 y acabo de quitarme unos zapatos que expulsan agua por todas las costuras. Pasaré la cuenta a… ¿quién? Sigue lloviendo. Es el caso que lleva todo el día lloviendo. Es el caso que el «flamante» polideportivo, orgullo de no quiero decir quién, tiene más agua que el Océano Atlántico. Es el caso… ¡Dios qué incompetencia! Es el caso que mañana, si las aguas lo permiten y esta noche no acaba el inmueble en la huerta del sr. Uriarte, es la presentación del Club Baloncesto dentro de las celebraciones de los 50 años de Colegio. Acabo de llamar al Club Naútico de Portugalete por si nos prestan unas canoas, al menos para las autoridades de peso que esperamos vengan. No quiero ni pensar en el Salón de Actos (donde finalizará el evento). Ayer, que no llovía apenas, tenía (localizadas) ocho goteras. Se me suelta el intestino de pensar a los asistentes con paragüas. Bien mirado, el inmueble tiene 48 años… ¡Se respeta la edad aunque el bochorno alguien lo tendrá que tragar!… ¿Tiene que llover?… ¡Imprescindible aunque, además de lo descrito, 35 niños/as de Primaria participan en un Rastrillo Solidario y 50 alumnos/as de Bachillerato en la recogida de alimentos para la Sociedad San Vicente de Paúl! Hoy, el Banco Mundial de Alimentos se ha llevado unos 1.000 kilos de comida…. Tendrá que llover pero algunas mentes «pensantes» se merecen que parte del agua caiga sobre su cabeza.
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