100 años de la Congregación en India

Hacía tiempo que nos habían invitado a los Visitadores de España a desplazarnos a la India para celebrar el Centenario de la llegada de los primeros misioneros paúles desde España, pero las distancias y la dificultad del calendario nos llevaban a retrasar la decisión. Finalmente nos decidimos a asistir y para la India salimos, acompañados por el P. Benjamín Rayappan, de la Provincia de India Sur, los PP. José Manuel Villar y Santiago Azcárate el 10 de Diciembre. Fue un viaje largo y pesado pero, después de la experiencia vivida, hay que reconocer que ha merecido la pena.

Nos esperaban a la llegada los PP. Mathew Nayak y Anil Thomas Karackavayalil, Visitadores de India Norte e India Sur respectivamente, siendo muy cordial su bienvenida. A todo esto, en el camino nos habíamos encontrado con el P. Paul Parackal, ecónomo general y perteneciente a la Provincia de India Sur que también acudía a participar del evento. Ya en la Casa Provincial de Berhampur, pudimos descansar un rato y participar después en la Eucaristía comunitaria antes de cenar.

El domingo, día 10, resultó todo un acontecimiento por la emotividad de la celebración. Nos desplazamos todos a Mohana, población en la montaña donde está enterrado el P. Valeriano Güemes, a quien tanta devoción profesan los cristianos del lugar. Celebramos la Eucaristía en la parroquia del pueblo, engalanada para la ocasión y repleta de tantos cristianos que desbordaban el templo y asistían también desde la plaza adyacente. Presidió la Misa Mons. Varghese Thottamkara, C.M. Obispo de Chullu, en Etiopía, al que acompañaban tres obispos más y los Visitadores de España e India junto con otros muchos sacerdotes de la Congregación y diocesanos. Resultó una celebración emotiva, entusiasta, participada, muy sentida. El pueblo, sentado en el suelo, acompañaba con los gestos y los cantos propios de aquella liturgia en lengua oriya. Los Visitadores fuimos honrados con sendas coronas sobre nuestras cabezas. Nos desplazamos hasta el cementerio para honrar los restos del P. Güemes y orar ante su sepultura. La gente, con toda sencillez y llena de gozo, se acercaba a nosotros para tocarnos, pedirnos la bendición, envolvernos con su cariño. Se mostraban muy agradecidos con la labor de los misioneros españoles y muy contentos con nuestra presencia. Fuimos allí conscientes de lo mucho y bien que trabajaron nuestros misioneros. Tuvieron que encontrar enormes dificultades por el terreno, la lengua, la pobreza, las distancias… pero vencieron todo ello y dejaron una comunidad cristiana muy floreciente, alegre, de fe sencilla pero muy profunda. ¡Realmente asombroso y admirable!

Ya por la tarde, en la Residencia y Casa de retiros de los misioneros en Gopalpur-on-sea tuvimos un encuentro provincial con distintas intervenciones. Se proyectó primero un video sobre la historia de la Congregación en la India desde la llegada de nuestros primeros misioneros. Se subrayaba la abundancia de vocaciones y la diversidad de obras significativas, destacando la dedicación a la enseñanza, ya que cuentan las dos Provincias con unos 20 Colegios y más de 35.000 alumnos. Hablaron también Mons Thottamkara y el último Visitador de la entonces única Provincia de India, que enaltecieron el trabajo de los misioneros españoles y la rica herencia vicenciana que dejaron. En este contexto, un hecho llamativo ha sido siempre el afecto tan grande que los paúles de India, las Hijas de la Caridad y el pueblo cristiano manifiestan a nuestros antepasados españoles en la misión. Y es que hay que reconocer que tuvieron que ser hombres de mucho temple y creyentes de fe firme.

El lunes, día 12, fue propiamente la jornada dedicada a la celebración del Centenario. Para ello, nos desplazamos a la Casa de Formación de los misioneros en Gopalpur, el Aquinas College. Presidió la Eucaristía el Arzobispo de Cuttack, acompañado por cinco Obispos más, los cuatro Visitadores y casi un centenar de sacerdotes, la mayoría paúles. Estaban también presentes las dos Visitadoras de India Norte e India Sur y buen número de hermanas. Asistían igualmente los seminaristas y miembros de otras Órdenes religiosas. No habiendo podido asistir el P. General, leyó la homilía que él había preparado para la ocasión Mons. Tomás Thiruthalil. 

Continuó la celebración con un acto cultural amenizado por danzas típicas y cantos apropiados. En ese contexto, se sucedieron los homenajes a los dos Visitadores de España y a diversos misioneros. Se presentó un librito sobre el P. Güemes y un cantoral en oriya. Cerró la mañana la comida compartida con los seis obispos de la Archidiócesis y el resto de los invitados; todo ello en un ambiente de gran cordialidad y alegría.

Para los días 13 y 14 nos habían preparado la visita a distintos lugares que habían sido misionados por nuestros compañeros y en los que viven y arraigan fecundas comunidades cristianas. Nombres que nos eran familiares desde la Apostólica como Raikia, Mondasoro y Surada, o Aligonda y Kattinga nos recibieron con mucho gozo. Se repetía siempre la misma escena: los niños de las Escuelas junto con las Hijas de la Caridad en formación y entonando cánticos mientras nos adornaban con el collar de flores, el bizcocho que teníamos que partir y darnos uno al otro, el rato de convivencia y comida con las hermanas, el recorrido por alguna de las obras que atienden y la visita al cementerio para orar ante la tumba de nuestros misioneros. Allí leímos los nombres del P. Echávarri, Venancio Marcos, Blas García, Epifanio Yániz, Florencio Larrión, F. Osés… Ante todos ellos quedó nuestra admiración, nuestro recuerdo y nuestra oración. Las obras que se atienden son muy variadas: servicio parroquial, enseñanza, dispensarios, residencias para estudiantes, orfanatos… Son zonas aisladas y de difícil acceso, en las que aún se habla de elefantes y tigres y en las que aparecían los monos por todas partes. La presencia de la Iglesia y de la doble Compañía resulta, por eso, muy significativa y profética.

Otros momentos reseñables en estos días fueron la visita a la Casa Provincial de las Hijas de la Caridad en Berhampur, llamándonos la atención la cercanía y confianza entre las hermanas y los misioneros, herencia sin duda de la tradición española. Y la celebración del Día anual del Colegio de los misioneros también en Berhampur, Colegio que acoge a 3.023 alumnos, la mayoría de religión hindú, y que había organizado un gran festival de unas tres horas, muy variado en danzas y colorido y en el que los Visitadores participamos como invitados especiales.

El día 15 nos desplazamos a Calcuta donde visitamos la tumba de la Madre Teresa, así como la Casa Generalicia y la Provincial, además de la primera casa en la que la Madre Teresa acogió a los marginados en las calles. ¡Impresionante la obra, la fe, la caridad, la entrega de estas mujeres! Basta con ver la sencillez con que viven, el espíritu con el que sirven, la condición ínfima de los hombres y mujeres a los que buscan cada noche en las calles para acogerlos en sus casas y curarles y alimentarles. Los recogen en situación extrema, de manera que nos decía la hermana que en tres o cuatro días fallecen la mayor parte de ellos. 

Llenos de experiencias tan vivas y determinantes, abandonamos la India, camino de Filipinas, el día 16. ¡Ha merecido la pena el viaje y la visita! Por muchos motivos: porque se lo debíamos a los primeros misioneros compatriotas, porque se lo debíamos a las dos Provincias que tanto quieren a los paúles españoles, porque hemos recibido toda una lección de fe, de espiritualidad y de temple misionero, porque han enriquecido nuestra experiencia humana, espiritual y vicenciana. Nos queda un corazón lleno de agradecimiento a todos, pero que podemos concretar en la persona del P. Mathew Nayak, Visitador de India Norte que tanto se ha preocupado de todos los detalles. Y nos queda un gran impulso de aliento vocacional.

S. Azcárate Gorri, C.M.

 

David Carmona, C.M.

David Carmona, Sacerdote Paúl, es canario y actualmente reside en la comunidad vicenciana de Casablanca (Zaragoza).

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1 respuesta

  1. carmelo rivero y rivero dice:

    y el recuerdo para los misioneros de a pie, como el padre ECHAVARRI

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