Javierada 2018: Colegio San Vicente de Paúl de Barakaldo
JAVIERADA 2018
Este año su lema nos invita a pensar: ¿Qué buscáis?
Nuestra javierada comenzó el viernes, dos de marzo, hacia las seis de la tarde, en las puertas del colegio. Desde allí, los participantes de este año, treinta y dos personas, entre alumnos, profesores, monitores y padres; nos dirigimos en coches hacia Pamplona.
En el centro de la ciudad, los PP Paules tienen un colegio, donde nos alojamos la primera noche. Después de distribuir las habitaciones, cenamos todos juntos en el comedor, compartiendo lo que habíamos llevado desde casa, junto con un plato de sopa que se había preparado en el colegio.
Nos retiramos pronto a dormir, nos esperaba un día intenso. Se había formado ya un ambiente estupendo y mucha expectación por parte de los nuevos peregrinos
A la mañana siguiente, tras un buen desayuno, nos dirigimos hacia el comienzo de la peregrinación.
Llegamos al punto de partida, Ardanaz, donde, tras recitar juntos la oración de los peregrinos, se emprendió la marcha. En esta oración, pedimos que Jesús sea nuestro compañero de camino, que esta javierada nos ayude a conocerlo más y tener el valor de San Francisco Javier.
En Indurain, siguiente parada, recibimos a los peregrinos con un sol radiante. Les esperábamos con unos bocatas, frutas y bebidas, necesitaban reponerse del primer trecho del camino, que transcurre por unos paisajes de montaña y unos pinares muy bonitos.
Dos horas más tarde, recibimos al primer grupo en Liédena, nuestra parada importante para comer caliente y descansar. El grupo llegó dividido en tres tiempos, todos cansados, pero contentos y animados.
Nos quedaban los últimos diez kilómetros para alcanzar la meta: Javier.
La mayoría, siguieron la marcha, mientras que otros alumnos, después de comer, necesitaron ayuda del coche de apoyo para sortear una parte del camino.
La última subida es por carretera, es un poco dura, pero se empieza vislumbrar el castillo y eso anima bastante. En este punto, nos juntamos muchísimos peregrinos, de todas las edades y de distintas procedencias, algo que sigue impresionando cuando participas en la peregrinación.
Y finalmente, una subida de escaleras, que nos conducen a la explanada del castillo; el castillo de Javier nos recibe con toda su majestuosidad.
Con un gran aplauso recibimos a los últimos peregrinos del grupo: emocionados, fatigados, pero ilusionados por alcanzar la meta: Javier, con su imponente castillo.
Desde el castillo, nos encaminamos todos al albergue.Tras acomodarnos, ducharnos y cenar con tranquilidad, nos juntamos para hacer la oración.
En la oración se recordó el lema de este año: ¿Qué buscáis?, lema tomado del encuentro que Jesús tuvo con sus primeros discípulos. Sabemos que cuando nos ponemos en actitud de búsqueda, Jesús sale a nuestro encuentro.
La oración fue un momento de paz, con una reflexión que nos invitaba a pensar en qué ponemos la felicidad. San Francisco Javier, encontró la felicidad en Jesús, dedicándose a anunciar el Evangelio y a ayudar a todos. ¿Qué podemos hacer nosotros por Jesús y por los demás?
Acabamos cantando Juntos: Ezkerrik asko, Jauna…
A la mañana siguiente, después de desayunar y recoger, nos encaminamos hacia la explanada del castillo.
A las diez de la mañana comenzó la eucaristía, presidida por el arzobispo de Pamplona y obispo de Tudela, Francisco Pérez, al que acompañaban el obispo auxiliar de Pamplona y el obispo de San Sebastián. La solidaridad y la empatía protagonizaron la eucaristía.
“Tal vez una de las angustias más frecuentes son la desilusión y la fatiga de vivir” explicaba el obispo, y nos animaba a imitar a San Francisco Javier, quien no tuvo miedo porque se fió de Jesús y encontró así la felicidad.
Hubo una mención especial a todos los inmigrantes y refugiados de la guerra de Siria, que han perdido la vida tratando de buscar un lugar para vivir, y se nos invitó a acoger a todos aquellos que lo necesitan.
Una eucaristía llena de símbolos y que pudimos vivir intensamente, compartiendo nuestra fe con todos los peregrinos allí reunidos.
Después de un breve almuerzo en el albergue, tuvimos un momento de agradecimiento hacia los monitores que nos habían acompañado y un gran aplauso, muy merecido, a todos los alumnos y padres participantes.
Todos nos volvemos a nuestras casas agradecidos porque esta peregrinación, estoy segura, ha tocado, un poco, nuestro corazón.
¡¡Os esperamos el año que viene!!
Begoña Gorostiaga.
Coordinadora de Pastoral.
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