Cómo se hace (construye) una crónica
“Un soneto me manda hacer Violante”. Así comienza Lope de Vega su ingenioso soneto, construido endecasílabo a endecasílabo, catorce versos, hasta tener listos los dos cuartetos y los dos tercetos, que es el material literario del soneto. El último verso, “contad catorce y está hecho”, cierra la construcción. ¿Qué narra? Pues, eso, cómo se construye un soneto. Este, encargado por una dama, amiga, que se llama Violante.
Al terminar una ceremonia religiosa en la comunidad de Barakaldo, (con “k”), el día 21 de septiembre, el Visitador, P. Santiago Azcárate, que la presidió, me nombró, por mi apellido, y me encargó: “el P. I. hará la crónica”. Y aquí estoy, en peores condiciones que L. de V., avezado él a construir muchos sonetos y yo, que sólo hice una crónica escrita, la de mis 25 años de sacerdocio (allá en los años de Maricastaña), tengo que ir sumando hechos y palabras, eso sí, con orden y seriedad, lo que la comunidad celebraba.
Nuestras Constituciones dictan que los aspirantes a formar parte de la Congregación de la Misión deben pasar, como lo hicimos todos, por un preámbulo que, en el entonces, marcaba la pertenencia a la CM. Por los años cincuenta vestíamos la sotana y se nos iniciaba en las responsabilidades de nuestra vida de Paúles. Llamábamos a esa fecha “el día de nuestra vocación”. Era la etapa llamada Seminario Interno (nosotros no lo llamamos “noviciado”, que es cosa, más bien, de los religiosos). Hoy también se conoce así a esa etapa y, acabada, se emiten los Propósitos. El candidato que en esta ocasión se denomina “admitido”, más adelante, con la emisión de los Votos, se denominará “incorporado” y será, plenamente, miembro de la Congregación de la Misión.
El día 21, pues, dos jóvenes de la Viceprovincia de Camerún, que acababan de completar su paso por el Seminario Interno, vivido en Zaragoza, Casablanca, ATHANASE MUONDO y GYLDAS METTE, emitieron cada uno por separado, con una emocionada y buena pronunciación española, sus Propósitos: “Señor, Dios mío, yo, NN, me propongo dedicarme con fidelidad a evangelizar a los pobres todo el tiempo de mi vida en la Congregación de la Misión, siguiendo a Cristo evangelizador. Y por eso me propongo guardar castidad, pobreza y obediencia conforme a las Constituciones y Estatutos de nuestro Instituto, con la ayuda de tu gracia”. Los recibió, en nombre de la Congregación, el Visitador.
Todo esto se hizo compromiso y ley, como señalábamos antes, en la fiesta de san Mateo, el “pecador” que fue arrancado del “telonio” por la palabra de Jesús, que le dijo simplemente: “Sígueme”. Antes, el P. Visitador, después de las lecturas de Efesios y Mateo, afirmó que, aunque este tipo de celebraciones lo solíamos hacer en alguna fiesta vicenciana, la fiesta de san Mateo era también muy adecuada para la emisión de los Propósitos de Athanas y Gyldas. Los invitó a imitar las actitudes del recaudador convertido en apóstol. Los animó a ser discípulos y evangelizadores como Mateo, que se levantó y siguió a Jesús con prontitud; que sentó a Jesús en su mesa, acompañado de “muchos publicanos y pecadores como él y hasta con los fariseos que se escandalizaron de lo que veían”. Los animó, asimismo, a prepararse a ser misioneros y evangelizadores, como el apóstol, y siguiendo el espíritu de san Vicente de Paúl, “en función de su ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo hasta llegar a ser el Hombre perfecto, a la medida de Cristo en su plenitud”. (Naturalmente, se lo dijo mucho mejor que lo que yo condenso y escribo).
Además de sus voces en la emisión de los Propósitos, claras y emocionadas, tengo que destacar que me llamó la atención con qué entusiasmo ellos mismos acompañaron los cantos con sus guitarras. Reflejaron con claridad, y verdadero arte la alegría que los animaba por dentro. FELICIDADES y AD MULTOS ANNOS. Ya forman parte de esta comunidad y asisten a las clases de la Universidad de Deusto.
P. S.: Hasta aquí creo que he cumplido con el encargo: hacer una crónica significa narrar por escrito los hechos en el orden “cronológico” en el que sucedieron. Lope de Vega cumplió como se esperaba del “fénix de los ingenios”, al hacer el soneto que le pedía Violante.: “Contad si son catorce y está hecho”. Yo, aunque a muchos años-luz de él, dejé consignada, “cronológicamente”, una íntima fiesta que, sobre todo en el corazón de Athanase y Gyldas, quedará como imborrable recuerdo. Por supuesto, que a la fiesta religiosa le siguió la consabida participación en una mesa a tono con la fiesta.
J. Javier Iñigo, C.M.
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