Textos para la Historia de la CM en España (8 de julio de 1704)
«Cuando llegó aquí la noticia de haberse recibido en Roma estas cartas (las del Obispo de Barcelona al Papa y a su Secretario de Estado), fue Dios servido que llegasen los Sres. Sacerdotes nombrados de Su Santidad para formar cata casa; viniéndome aviso desde Mataró, cómo habían desembarcado allá día 8 de julio (1704), y que pasado medio día se partirían para esta ciudad. Esta noticia tuve a las cuatro de la tarde; fuíme a participarla luego al Sr. Obispo, quien mandó al instante al Vicario general saliera con carroza de Su Ilma. a recibirlos; previne otras dos de amigos y parientes, y yo me adelanté a encontrarlos al río Besós, donde llegamos juntos. Pude prestar allí mi primera obediencia y osculum pacis a mi Superior y compañeros con todo júbilo y felicidad. Encontramos a media hora las referidas carrozas, con ellas entramos derechos al palacio episcopal donde fueron recibidos de Su Ilma. con todo honor y singulares demostraciones de afecto. Tomamos el agasajo, y con todas las carrozas nos mandó acompañar hasta la propia casa de la Misión, donde estaba prevenido con la mayor decencia que se pudo el oratorio, y después de adorado y dadas gracias al Santisimo Sacramento, se despidió el Sr. Canceller de Cataluña, Vicario general y otros muchos, que nos favorecieron; y pudieron en su propia casa tomar el descanso que se logra en lo propio, aunque desacomodado.
AI otro día volvimos al Sr. Obispo para entregarle la carta de Su Santidad, mandada por su Secretario de Estado y primer Ministro, y es como sigue:
Los PP. Juan Domingo Orsese, Juan Bautista Balcone y Luis Narvácz van a fundar la nueva casa de Barcelona. El Padre Santo, que ya en Octubre último me mandó recomendara V. S. I. ayudase a esta obra de tanto provecho, me ha ordenado renueve ahora el mismo encargo. Su Santidad mira con mucho aprecio la Congregación y el celo vivísimo con que los miembros de ella derraman entre los fieles las enseñanzas de la piedad cristiana, y promueven entre los eclesiásticos la observancia de las buenas costumbres y de las sagradas ceremonias. Y así como Su Santidad se ha alegrado muchísimo de que se les abra campo y extiendan sus obras por medio de esta nueva fundación en beneficio de los pueblos de España, del mismo modo no agradecerá menos el que V. S. I., a impulsos de su oficio paternal, contribuya eficazmente por su parte a conseguir este fin, máxime teniendo en cuenta que el Sumo Pontífice le quedará por ello especialmente reconocido. Beso las manos a V. S. I. Roma 22 de abril de 1704.Cardenal Paulucci.»
RELACIÓN QUE HACE DE LA LLEGADA DE LOS MISIONEROS EL P. SENJUST.
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