El P. Pedro Pascual García Martín, C.M.

YO SOY MISIONERO

Hay terapias sicológicas que piden verbalizar con una palabra o en una frase corta el estado de ánimo, la personalidad, lo que uno es o está viviendo, y cómo se siente en un momento determinado.

El sacerdote paúl, P. Pedro Pascual García Martín, cuando los milicianos que lo habían detenido al estallar la Guerra Civil española le preguntaron quién era dijo: “yo soy misionero”.

Esa frase le costó seguramente la vida; pero transmitía lo más profundo de su personalidad, con lo que se sentía más identificado.

El P. Pedro Pascual murió poco tiempo después de pronunciarla; fue fusilado en Paracuellos (Madrid) en la madrugada del día 1 de diciembre de 1936, precisamente por lo que significaba, era misionero, sacerdote de la Congregación de la Misión.

Sus verdugos  decían luchar por la libertad y por el pueblo, pero no estaban dispuestos a tolerar que cualquier persona pudiera expresar libremente sus creencias religiosas, que son una parte esencial del ser humano.

Ese rasgo identificativo de su personalidad le costó la vida, pero ya antes había sufrido algún disgusto por la misma razón. Siendo niño se escapó de casa porque su padre no le daba permiso para ir al seminario de los paúles en Alcorisa (Teruel). Su padre, D. Pedro García era el boticario de Monteagudo del Castillo, su pueblo natal, y quería que su hijo homónimo estudiase alguna carrera u oficio que le ayudase luego a desenvolverse en la vida.

El tesón de Pedro Pascual venció la resistencia paterna, y en 1917 fue ordenado sacerdote. Brevemente estuvo destinado en Alcorisa y en Ávila, pero después fue enviado a la misión de Cuttak, en el oriente de la India, estado de Orissa. Permaneció allí por más de diez años, pero tuvo que regresar a España en 1933 para reponerse de su salud quebrantada por el paludismo, que era endémico en la zona. Pensaba regresar una vez restablecida su salud, por lo que aprovechó el tiempo en Madrid para confeccionar un diccionario de la lengua de donde había sido destinado. Entretanto estalló la Guerra Civil cuyas consecuencias para él las hemos señalado más arriba.

El P. Pedro Pascual García Martín fue beatificado el día 11 de noviembre de 2017 en Madrid junto a otros 59 mártires de la Familia Vicenciana, sacerdotes, religiosos y religiosas, y seglares.

Para honrar su memoria y reconocer su vida entregada a los demás, la parroquia de su localidad natal, donde fue bautizado, celebró una misa de acción de gracias el sábado 25 de agosto. El ayuntamiento de Monteagudo del Castillo ofreció un pequeño refrigerio después, y fue mostrada la placa conmemorativa que lucirá en la casa natal del nuevo beato.

Al acto acudió numeroso público de la localidad, que en época estival regresa al pueblo desde la zona levantina de Castellón y Valencia, a donde han emigrado la mayor parte de los vecinos.

También participaron miembros de su familia: una sobrina religiosa residente en Valladolid, y un matrimonio con su hijo, vecinos de Valencia.

Desde Teruel acudimos algunos miembros de la Sociedad de San Vicente de Paúl en representación de la Familia Vicentina.

La misa fue celebrada por el párroco de Monteagudo, D. Marcel Gham, junto a otros dos sacerdotes cameruneses, compatriotas suyos.

Al final de la misa, la sobrina del nuevo beato, sor María del Carmen García, quiso hacernos partícipes de algunas vivencias y confidencias familiares relacionadas con su tío y sus antepasados. Emotiva y digna de recuerdo resulta la conducta de D. Pedro García, el padre del beato, que al finalizar la Guerra Civil, siendo ya un anciano, vio como habían muerto sus cinco hijos. Llamó a dos de sus nueras para pedirles que perdonaran y no denunciaran a quienes habían causado la desgracia a la familia. Él los perdonaba. Bien podemos aplicar el refrán en este caso que dice que de tal palo tal astilla. Si el P. Pedro Pascual tuvo madera de santo, ya le venía por sus padres.

Sor Mª del Carmen resaltó también, cómo Dios hace las cosas a su manera, que muchas veces nos sorprenden. Señaló lo significativa que resultaba la celebración de la misa en Monteagudo por tres sacerdotes africanos en acción de gracias por un misionero turolense que gastó años de su vida por propagar la fe cristiana en la India, y que luego murió mártir en su país por profesarla aquí.

Fernando López Rajadel
Misionero Laico de SSVP
Teruel

David Carmona, C.M.

David Carmona, Sacerdote Paúl, es canario y actualmente reside en la comunidad vicenciana de Casablanca (Zaragoza).

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