Javierada 2020 – Barakaldo: «Cada paso cuenta»
Nuestra javierada comenzó el viernes, seis de marzo, a las seis de la tarde, en las puertas del colegio. Desde allí, los participantes de este año: treinta personas, entre alumnos, profesores, y padres; nos dirigimos en coches hacia Pamplona.
Los PP. Paules tienen un colegio en el centro de la ciudad: la plaza de los Fueros, donde nos alojamos la primera noche. A nuestra llegada, el P. Luis Miguel nos esperaba, para facilitarnos el alojamiento.
Siempre nos reciben con cariño y nos hacen sentirnos como en casa.
Desde estas líneas os mandamos un abrazo fuerte y un agradecimiento de corazón por vuestra cariñosa acogida.
Después de distribuir las habitaciones, cenamos todos juntos en el comedor, compartiendo lo que habíamos llevado desde casa.
Finalizada la cena, los alumnos tuvieron un momento de juegos compartidos en la sala de la comunidad, mientras los adultos dejábamos preparado el desayuno para el día siguiente, revisábamos el itinerario y concretábamos las paradas previstas para la peregrinación.
Nos retiramos pronto a dormir, nos esperaba un día intenso y estábamos cansados después de una semana de trabajo.
El tiempo no era muy bueno, llovía bastante pero confiábamos en la mejoría prevista en los dispositivos móviles.
A la mañana siguiente nos levantamos a las 6:30 h. de la mañana para comenzar con los desayunos, recoger las habitaciones, distribuir los equipajes en los coches y salir todos hacia el punto de partida: Indurain, un pequeño pueblo del Valle de Izagaondoa, en el que destaca su iglesia y algún caserón antiguo.
Nos reunimos en la escalinata de la iglesia para recitar juntos la oración de los peregrinos, en la que pedimos conocer más a Jesús, junto con su mensaje de bondad, y que podamos regresar a casa con el compromiso personal de superación amparados en el valor y la fuerza de San Francisco Javier.
Y así, animados con el frescor de la mañana, comenzamos a caminar.
Este primer tramo del camino transcurre por unas pistas rodeadas de montañas, en las que encontramos un poco de barrizal, debido a la lluvia del día anterior. Aun así, el paisaje es bonito, el sol empezó a salir y todos estaban animados a comenzar este día de compartir.
La primera parada oficial fue en Lumbier, allí la furgoneta del colegio estaba preparada para ofrecer el hamaiketako: pan reciente, embutido, queso y fruta. Los peregrinos descansaron de la primera parte de la caminata, mientras reponían fuerzas con un bocadillo o varios, acompañados de diversas bebidas.
Después de este descanso, empezaba la parte más impresionante del camino: la Foz de Lumbier, un interesante cañón excavado por el rio Irati, en la roca caliza de las proximidades de la sierra de Leyre. Antes de meternos en uno de los primeros túneles que lo atraviesa, nos sacamos una bonita foto de grupo.
A partir de ahí, se van distribuyendo los diferentes grupos de peregrinos con el próximo objetivo: Liédena, una pequeña población cercana al pantano de Yesa y a la monumental Sangüesa.
Llegados todos a Liédena, descansamos un rato junto a la fuente del pueblo y emprendemos de nuevo la marcha para dirigirnos al próximo pueblo: Sangüesa, donde, sentados en una campa, comimos nuestros bocadillos y fruta; algunos aprovecharon para tumbarse un poco y estirar las piernas.
Sólo nos quedaban ocho kilómetros para llegar a Javier, último tramo del camino. Nos íbamos juntando peregrinos de distintos colectivos, con un ambiente estupendo y arropados en todo momento por protección civil que nos ofrecía bebida e incluso algún dulce en puestos habilitados para ello.
Llegamos a Javier cuando comenzaba la misa de acogida al peregrino, aprovechamos para visitar la iglesia y rezar a San Francisco Javier por todas las familias y nuestras intenciones particulares.
Nos reunimos en la explanada del castillo para una foto de grupo, este año acompañados por el obispo auxiliar de Pamplona, Mons. Juan Antonio Aznárez, que amablemente conversó un rato con nosotros y nos dio la bendición, obispo que ordenó a nuestro P. Iván Juarros, y nos encomendó un recuerdo cariñoso de su parte.
Desde allí, nos encaminamos a nuestro albergue, donde nos duchamos, preparamos la cena, cenaron los alumnos y, formando un círculo con nuestras sillas, todos compartimos nuestras experiencias de la jornada.
Un compartir entrañable que finalizamos con la lectura del evangelio del día.
Al finalizar, cenamos los adultos con tranquilidad mientras los alumnos jugaban en diferentes grupos, pero todos en armonía.
A la mañana siguiente, después de desayunar y recoger, nos encaminamos hacia el castillo, allí visitamos la estatua del santo, situada en una pequeña colina; aprovechamos para hacernos la foto final de grupo en el cartel de Javier, cómo ya es costumbre en nuestro grupo.
A las diez de la mañana comenzó la Eucaristía, presidida por el arzobispo de Pamplona y obispo de Tudela, Mons. Francisco Pérez, acompañado de varios sacerdotes.
En la homilía, el arzobispo ha indicado que nos encontrábamos allí reunidos para honrar a una persona que fue urgida a salir de su casa, de su ambiente, de su tranquilidad, y dejar un futuro humano prometedor, para cumplir el encargo de llevar el Evangelio a la India y a Japón, lo que le convirtió “en el gran misionero de nuestra tierra y de la Iglesia entera”.
Finalizada la celebración, los alumnos dispusieron de tiempo libre para ver los puestos, tiendas de recuerdo y hacer alguna compra.
Sobre las 11:30 h. nos dirigimos al albergue para un hamaiketako, antes de emprender el viaje de regreso hacia el colegio.
Ha sido una grata peregrinación con un ambiente estupendo, en la que volvemos a casa contentos de haber participado y seguros que cada paso que damos en nuestra vida cuenta, y mucho.
Os deseamos una feliz cuaresma y un espíritu misionero que nos lleve a anunciar la buena noticia en este camino hacia la Pascua.
Begoña Gorostiaga
Coordinadora de pastoral
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