JMJ 2023 en Puerto Cortés

La Jornada Mundial de la Juventud, recientemente celebrada en Lisboa, ha sido una inyección de alegría y entusiasmo para todos los jóvenes católicos del mundo. No solo la disfrutaron el millón y medio de personas que acudieron al país luso, sino muchos otros jóvenes que han seguido la jornada y los mensajes del papa desde sus propios países. 

Los jóvenes de Puerto Cortés y Cuyamel anhelaban participar en ese encuentro mundial, conocer a jóvenes católicos de otros puntos del planeta y estar cerca del papa Francisco. Pero como fletar un vuelo se nos hacía difícil (la economía no da para eso), organizamos nuestra pequeña Lisboa en la parroquia.

Fue la noche del 5 al 6 de agosto, coincidiendo con la clausura de la JMJ en Lisboa. Las puertas del colegio Sagrado Corazón de Jesús, que acogió el evento, se abrieron a las 5 pm, y los jóvenes comenzaron a llegar tímidamente. Una mezcla de ilusión y curiosidad asomaba en sus rostros. Algunos ya habían participado en encuentros similares, para otros era la primera vez. 

La cancha del colegio Sagrado Corazón de Jesús se convirtió, por unas horas, en el “Campo de Gracia” de Lisboa, donde más de millón y medio de jóvenes participaban en la misa presidida por el papa. La decoración y la ambientación nos hicieron viajar varios miles de kilómetros y nos transportaron a territorio luso. Nos sentimos unidos a todos los peregrinos convocados en Lisboa y a toda la Iglesia universal que se siente joven porque el evangelio siempre hace nueva nuestra vida. 

La música, los testimonios, la oración y la alegría se dieron cita en nuestro encuentro. La eucaristía, presidida por el padre Ángel Echaide, nos hacía vivir y ser Iglesia, guiados por Jesucristo buen pastor. La hora santa, a media noche, animada por el padre Willian Anderson, nos hacía volver la mirada a aquel que nos ama como nadie y nos invita a ser luz y sal en el mundo. El rosario nos recordaba el amor de María, nuestra madre e intercesora, que nos lleva de la mano a Jesús.

Las participaciones y testimonios combinaban la animación y el compartir fe y vida. Hubo actuaciones musicales, testimonios de las distintas vocaciones cristianas, personas que compartieron su ejemplo de superación y fortaleza ante las adversidades… El coro “Alfa y omega” y la pastoral garífuna fueron los responsables de quitarnos el sueño y nos mantuvieron toda la noche al ritmo del tambor y las palmas.

Los más de 300 jóvenes que participaron vivieron una experiencia de Dios y de Iglesia. Esperemos que sea una inyección de ánimo y alegría para los grupos de jóvenes y sus comunidades. Que el Espíritu de Dios siga haciendo nueva y joven a la Iglesia cada día.

Iván Juarros, C.M.