¡No todo es obediencia!
Leímos el jueves pasado, cumpliendo la Norma, los artículos de las Constituciones referentes a la Obediencia. La casualidad (¡digo yo!) hizo que su lectura pública correspondiese al propio sr. Superior. La verdad es que me sonaron a preconciliares no tanto por los contenidos cuanto por el lenguaje radicalmente fuera de la realidad democrática y responsable. En la práctica vienen a reducir el asunto de la obediencia a hacer lo que diga, sugiera o pida el Superior. Yo no estoy por la tarea. Léase lo que dice Nasrudin a propósito de la vida: no importa tanto el qué, cuanto el cómo, con quién y dónde. Un cantar muy pero que muy aplicable a múltiples realidades de nuestra vida.
Me entretuve el Jueves, día 14, en la última de las reuniones SIEP-FEAC (encuentro familias-profesorado). Me entretuve el Viernes, 15, en terminar las clases con 2º de Bachillerato, ver el Giro, atender el Jakin-Gune y una sencilla «ruta del vidrio». Me entretuve el Sábado en la misa con las Hermanas de Algorta, pasear la obligación médica por Portugalete, cumplir con las obligaciones de un responsable bibliotecario en Bilbao y comer con los Hermanos de la Salle de Sestao. Rematose con la misa en la Parroquia de san Ignacio y vuelta parsimoniosa con Jose y Javi (Chento). Compensó la tarde las victorias txirrindularis de Intxausti y Dowsset. Hacía años que no me detenía en Portugalete (una vez atravesado el llamado «Puente Colgante», hoy Patrimonio de la Humanidad). El mercadillo de «plantas», la empinada cuesta… la estación de RENFE. Nostalgias de los tiempos areneros. Nostalgias ¡amigo Marino! de nuestras prácticas pastorales en este Colegio de Barakaldo… ¡Ninguna vocación sacerdotal… pero llenamos las sedes de ORT… y otros que no digo!
Me entretuve el Domingo, día 16, en un serio enfrentamiento pelotazale; esquileo a manos del impagable P. Pascual; cartas varias y preparación de exámenes. No dio mucho la tarde: preparar la memoria de la Formación Permanente que me pidió el sr. Visitador y leer, leer un buen rato… Me rescató a las 20:00 Javi (Chento) en ausencia del inefable Rogelio… La postcena fue prosaica en cuanto al relato con que nos obsequió el sr. Superior de su experiencia celebrativa en el Centro Andaluz (¡Ole, ole y ole…!). Buen estrado, buen coro rociero, buen ambiente… ¡Folklore en estado puro!… Hubo «recena»: corrección de cincuenta trabajos de religión. Prácticamente nada de lo expuesto deriva de la «obediencia» sino de la «responsabilidad» fundamentalmente con uno mismo. Lo demás es pura sumisión aunque la edulcoremos de virtud.
noto en su articulo un halo de superioridad y poca humildad ,
Está usted en su derecho.
El edulcorante siempre ha sido un sustituto del azúcar….mientras podamos tirar de azúcar endulcemos en vez de edulcorar. :)
Por no dominar el español, no noto ni superioridad ni de falta de humildad (bendita ignorancia). Y confieso que no sé nada de Nasrudin. Pero sí conozco un poco al Padre Maloney, y me da gusto su pensar sobre la obediencia expresado en lo siguiente:
«Pero hay un paso gigantesco entre buscar y hacer la voluntad de Dios y el hacer la voluntad de otra persona humana y ver eso como la voluntad de Dios’. Sería más fácil dar ese paso, aunque aún habría que matizar el tema con gran cuidado, si Jesús hubiera investido a los superiores religiosos con una autoridad especial, y si hubiera prometido estar con ellos para guiar sus acciones, como lo prometió a los jefes de la Iglesia. Pero no hay nada en el Nuevo Testamento que indique que pase lo mismo con los superiores de las comunidades religiosas. Esas instituciones no reciben garantía alguna de los evangelios, fuera de las dadas a todos los que creen en Jesús».
Un poco más adelante dice: «El problema se complica aún más porque, entre las explicaciones dadas a lo largo de la historia acerca de la obediencia, ha habido muchas distorsiones».
La complicación señala al diálogo. Si bien se dice que muchos cocineros echan a perder el cocido, también hay verdad en el dicho de que dos cabezas piensan más o disciernen mejor que una sola.