Un domingo de septiembre en Puerto Cortés
Los fines de semana en nuestra parroquia vienen siempre cargados de encuentros, reuniones, formaciones y diversas actividades. Son momentos de gozo, en que se vive la alegría de encontrarnos y de ser comunidad, pero también son momentos de bastante trabajo. No obstante, algunos domingos son extraordinariamente intensos. Un motivo para dar gracias a Dios que nos permite desgastarnos trabajando en su mies. El pasado mes de septiembre, vivimos uno de esos domingos maratonianos.
La familia vicentina de Honduras tenía encuentro en San Pedro Sula; allí fueron representantes de todos los grupos vicentinos de la parroquia acompañados por un padre de la comunidad. Entre tanto, en la sede parroquial, 70 jóvenes hacían su retiro de preparación para la confirmación. En la cancha del colegio Sagrado Corazón, un número igual de catequistas de toda la parroquia se reunían para su formación mensual. Algunas catequistas faltaron porque estaban en formación diocesana en la parroquia de Baracoa. Los salones de la parroquia estuvieron todos ocupados con sendas reuniones. En el salón grande, la reunión mensual de animadores de comunidades eclesiales de base del sector ciudad. Al mismo tiempo se reunían los animadores en los otros seis sectores de la parroquia. En otro salón de la parroquia se impartían las charlas de bautismos, en otro los talleres Oración y Vida, y los catecúmenos del RICA se iban desplazados a buscar un aula en el colegio para hacer su reunión semanal. Ese mismo día, en los salones Santa Luisa de Marillac, junto al hogar de ancianos, el hogar de niños celebraba su fiesta anual en honor a su patrón san Ramón, teniendo como invitados especiales a algunos benefactores y personas allegadas a la obra. Los responsables de pastoral juvenil de la zona Medalla Milagrosa (que abarca ocho parroquias de la diócesis), se reunían en la iglesia Nuestra Señora de los Ángeles, del barrio Buenos Aires, pues no encontraron otro lugar disponible. De las cuatro misas que cada domingo celebramos por la mañana, solo pudimos celebrar tres; un delegado nos ayudó en La Milagrosa con la celebración de la palabra. Cada una de las restantes 64 comunidades de la parroquia tuvieron su celebración de la palabra animada por su delegado. Entre tanto, en el sector Chivana de nuestra parroquia (zona rural), se realizó una brigada médica organizada desde la diócesis con médicos voluntarios, en la que se atendió a cerca de doscientas personas.
El domingo por la tarde continuó la actividad. Formación para los misioneros que participarán en la misión de octubre del sector Medina. Reunión del grupo de jóvenes del centro de la Sociedad San Vicente de Paúl. Formación de monaguillos. Reunión de evaluación de los que participaron en la campaña infantil.
Como decía, no es habitual tal convergencia de actividades. Pero de vez en cuando los astros se confabulan. Fuera de bromas, todo esto es un motivo para dar gracias a Dios, que con su Espíritu suscita y alimenta cada día una iglesia viva y participativa. Y un motivo para seguir pidiendo al Señor más operarios para esta mies, que sin duda es mucha.
Iván Juarros, C.M.
Comentarios recientes