50 años de la Provincia y propósitos de José Pedro – Honduras
CELEBRACIÓN DE LOS 50 AÑOS DE LA PROVINCIA Y PROPÓSITOS DE JOSÉ PEDRO
EN LA COMUNIDAD DE HONDURAS
A pesar de la crisis sanitaria y de las restricciones impuestas por la pandemia que vivimos en todo el mundo, el visitador fue fiel a su visita anual a la misión de Honduras. Lo recibíamos el jueves 28 por la mañana, con un ligero retraso por pinchazo en una rueda del avión. Como siempre lo recibimos con alegría, pues es una ocasión para sentirnos cercanos y hermanos con el resto de la provincia. Este año, la alegría era mayor, pues celebramos en estos días los cincuenta años de la provincia y los propósitos de José Pedro.
El día elegido para la celebración fue el jueves cuatro de febrero. Nos reunimos en Puerto Cortés los misioneros de las dos casas, la comunidad al completo, incluyendo al estudiante José Pedro, junto al visitador, el padre Santiago Azcárate, y el joven Ever Bonilla, recién incorporado a la etapa de acogida en Cuyamel. Fue un encuentro gozoso, que iniciamos con la oración y la breve presentación en powerpoint con algunas pinceladas de la historia de la provincia. A las 10.30 celebramos la eucaristía, en la que José Pedro hizo los propósitos. El evangelio que escuchamos parecía especialmente elegido para la ocasión, pues no era otro que el envío de los discípulos de dos en dos para expulsar demonios y anunciar el evangelio. El padre Santiago, en su homilía, nos recordó los fundamentos de nuestra vocación, expresados también en la fórmula de los propósitos pronunciada por Pedro: seguir a Jesucristo, el evangelizador de los pobres, todo el tiempo de nuestra vida, en la Congregación de la misión. Aquí se expresa nuestra identidad y nuestra pertenencia. Enviados, como Jesucristo y con Jesucristo, para evangelizar a los pobres. Un camino que, insistió el padre Santiago, merece la pena y da plenitud a nuestra vida cuando se vive con autenticidad.
Terminada la eucaristía, nos reunimos en torno a la otra mesa, la de los alimentos. Un menú escogido y la no menos agradable conversación hicieron que disfrutáramos del encuentro, la fraternidad y la alegría. En la sobremesa, el padre Santiago nos entregó el bolígrafo conmemorativo, junto con la publicación de los 50 años, un buen detalle y un bonito recuerdo: cincuenta años y muchas páginas de vida.
Damos gracias a Dios por estos 50 años de camino de la provincia, y por darnos la oportunidad de formar parte de esta familia, por llamarnos a esta vocación y darnos una comunidad de hermanos con la que llevar adelante la misión. Como decía la oración, son “los primeros cincuenta años” de la provincia… Que podamos seguir celebrando.
Iván Juarros, C.M.
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