Conceptos clave en Misiones Populares XIX: Eucaristía final
Este nombre que le damos entre nosotros está cargado de sentido. Los curas hablan frecuentemente de eucaristía “de clausura”, nosotros de eucaristía “final de etapa”.
Su sentido es misionero. Retoma la historia propia (tradición) de la comunidad y lo vivido en la misión (a través de las Conclusiones de la Asamblea) y lo lanza hacia una acción misionera futura más propia de cada comunidad. Queremos ir hacia una iglesia-comunidad familiar misionera comprometida con la caridad y la justicia.
Y otra vez el gozo… Sí, el gozo que quiere ser continuado. Mal tendría este sentido si fuera una eucaristía de clausura. Es una eucaristía de inicio de continuidad. Una eucaristía que quiere entusiasmar a los más comprometidos de la comunidad parroquial y a los nuevos para seguir.
En provocar esta orientación consiste el acierto definitivo del quehacer misionero.
No hay mucho que comentar al señalar este concepto, pues se trata de una acción tan frecuente como una eucaristía. Pero es una eucaristía que lleva con un título específico y una intención: Eucaristía de la Comunidad-Familia. Porque es eso lo que queremos dejar como conclusión, que queremos una comunidad parroquial más “comunitaria”, más “familiar”.
¿Lo recordáis? Al referirnos al planteamiento de la misión utilizamos tres términos: Una misión desde la comunidad, con la comunidad parroquial y hacia una comunidad evangelizadora. Esto es pues lo que durante todo el proceso hemos pretendido, parroquias fuertemente evangelizadoras, llenas de parresía, parroquias que no quieren vivir encerradas.
Y si la Eucaristía queremos que sea celebración de la Vida con Jesús, esto hay que “celebrarlo” de modo especial cuando culmina un tiempo fuerte de evangelización que no debe “clausurarse”.
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