Ejercicios espirituales interprovinciales C.M en Salamanca
21-25 de febrero de 2022
Como ya se nos pedía en la convocatoria previa, los ejercitantes para esta tanda interprovincial, fuimos llegando durante la tarde del domingo 20 de marzo, a nuestra histórica y recordada casa -para numerosas generaciones de misioneros-, de Santa Marta de Tormes, junto a la siempre universitaria y patrimonialmente universal Ciudad de Salamanca.
Aunque en la lista de acogida y distribución aparecíamos 44 misioneros registrados, por distintas razones hemos sido 35, contando con algunos compañeros de la propia comunidad salmanticense. Y, como ya es habitual en nuestros encuentros interprovinciales, llegados desde las distantes comunidades peninsulares de Norte a Sur y de Este a Oeste, e insulares desde los archipiélagos Balear y Canario.
Tras los saludos y reencuentros con los compañeros, nos dieron la bienvenida el Visitador de la Provincia hermana de San Vicente de Paúl, el P. José Manuel Villar y el atento, y también ejercitante, Superior de la Casa, P. Santiago Arribas. Tras la cena, concretamos el horario para los siguientes cinco días, con el que nos iba acompañar y dirigir en estos Ejercicios; el P. Aarón Gutiérrez Navas, Asistente General de la Pequeña Compañía.
Las cinco jornadas han sido unos días de silencio y recogimiento que nos han ayudado a contemplar y confrontar nuestro ser y misión, a la luz de Jesucristo y su Evangelio. El padre Aarón, por medio de las charlas de la mañana y de la tarde, nos ha facilitado recorrer el camino que, ya desde el primer día, nos lo acompañó por escrito con unos materiales para la oración y reflexión con suficientes referencias vicencianas. Iniciamos dicho camino desde el seguimiento a Jesucristo en sinodalidad, deteniéndonos en su Encarnación y Bautismo, meditando su Mensaje y su Opción por la más pobres, y llegando a su experiencia pascual de entrega y Resurrección; que a todos nos abre a un futuro siempre ilusionante y esperanzado como colaboradores en su Reino.
El día lo completábamos con los serenos tiempos de oración personal y comunitaria y la eucaristía de la noche, que nos ayudaba a recoger y agradecer lo meditado durante toda la jornada. En la última celebración eucarística, el P. Aarón nos enviaba a todos los que “terminábamos estos días de reflexión y celebración de los misterios de Jesucristo”, para que Él “nos de la gracia de llegar, con espíritu exultante, a aquellas fiestas que se celebran con alegría eterna”.
Nuestro agradecimiento, por último, a la organización de la casa y la disponibilidad y eficacia de su personal, siempre atento a todo lo necesario para que reparáramos las fuerzas y pudiéramos tener días de mucha paz, descanso y sintonía con el Señor.
Mikel Sagastagoitia, C.M.
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