Las normas, ¿están para no cumplirse?
Escribía anteriormente acerca del KAOS como norma. Por lo que he visto estos días, en este Nápoles de la “otra” Italia, las cosas se viven de otra manera. ¡Es la realidad dinámica de la Historia de una Ciudad, de unos ciudadanos, de una multiculturalidad desconcertante!
Diré que la “inmensa” y “compleja” casa en la que estoy se ubica en la zona más sórdida y cutre de cuanto yo haya vista. Los alrededores son un extenso mercadillo que ocupa toda la “inexistente” acera por donde circulan coches y, sobre todo, motos en ambos sentidos sin orden ni concierto. Anotaré que a las ocho de la mañana se monta todo ello en un abrir de ojos y al anochecer se desmonta en un cerrar los mismos ojos. Los despojos (de todo tipo) se amontonan dónde cómo se puede para ser recogidos por los camiones de la basura. ¡Lo de barrer las calles queda para otro día! Permítaseme decir que Sestao bien pudiera considerarse el Neguri de esta extensa ciudad. Por cierto, en este “barrio” no entra la “policía” a ninguna hora. ¡Sacad las conclusiones! Empleé el sábado por la mañana en exponer el tema que aquí me ha traído. Intenso y dialogante. Sin matarse. Más o menos como los insustituibles de 2º de Bachillerato. La tarde fue otra cosa. Me “vueltean” por “otro Nápoles” los amigos Antonio Ruiz (granadino) y Aarón Delgado (canario). Un largo (que no exigente) paseo hasta la imponente mole de la Iglesia de María Inmaculada.
Rematamos con la visita al que fue Palacio de los Reyes Españoles (aquí vivió el que luego fue Carlos III de España, ejemplo de Déspota Ilustrado, autor de las Plazas de la Cibeles, Neptuno, etc…, y padre de Carlos IV). Impresionante. Bajada tortuosa, capuchino (como Dios manda y no el de nuestra máquina colegial) y … ¡sorpresa!… el Superior de la casa nos invita a “cenar” en las proximidades. Es el P. Güerra (así se llama) un misionero paúl típico de estas latitudes. Napolitano, bien formado, conversador nato, saludador de cuanto se pone a su alcance … y hasta con “pinta” de tópico mafioso. Acabó el sábado.
El Domingo se descansa (jejejejeje)…. Mañana para el paseo por “un tercer” Nápoles. Aquí las mañanas son cortas. Por el núcleo del casco romano. De nuevo con Antonio y Aarón. Caminamos hacia la zona marítima. Nos detenemos en la espectacular Iglesia de los Mínimos donde oímos Misa. Una Iglesia de planta circular cubierta con una inmensa cúpula que bien merece verse. La plaza en la que se enmarca es un remedo de la vaticana. ¡No le llega!… Vuelta callejera por el “decumano” y sencilla entrada en la Iglesia de los Jesuitas. La tarde la empleamos en visitar la “cuarta” Nápoles, la encumbrada, allí donde se asienta la vieja fortaleza que, supongo, fue levantada por griegos, romanos… y españoles. No entramos por detenernos en la próxima abandonada “Cartuja” convertida en Museo. Las vistas desde los miradores muestran la fachada marítima y “poderosa” de la moderna ciudad aunque su morfología es desordenada. Luce al fondo el Vesubio y, en sus laderas, las turísticas Pompeya y Herculano. Inefable “capuchino” a la vuelta. ¡Sin posibilidad de “ruta” del vidrio!… ¡No saben lo que se pierden estos napolitanos!
Levantada prontita (sin exagerar porque en Barakaldo, a estas horas, muchos alumnos comienzan sus clases). Es el hecho que, como todos los 25 de enero, los Paúles celebramos el Aniversario de nuestra existencia. Por otra parte, aquí en Italia, inician una nueva realidad: las tres “provincias” existentes desde hace muchos años se unifican y quedarán en una. Con este motivo nos desplazamos a Roma (¡viva el trabajo!). El Tren de Alta Velocidad (Nápoles-Venecia) nos deja, tras una hora larga, en la estación de la Imperial ciudad. Metro, autobús y nos presentamos en la Curia General de los Paúles. Aquí vive mi Superior General (el siempre simpático usita Gregorio Gay) y, al mismo tiempo, de las Hijas de la Caridad. Nos saludamos efusivamente y, él mismo, nos enseña la casa y diversos compartimentos (oficinas, sobre todo). Un previo “tentempié” da paso a la comida. Fotografía (para mi sonrojo) en las inmediaciones y traslado al Colegio Leoniano (notable residencia de cuantos Paúles del mundo vienen a estudiar a Roma). Tiene aquí una sede la prestigiosa Universidad de Saint John’s (también de los Paúles americanos). En una de sus salas tiene lugar el acto de las firmas de la unión de las Provincias Italianas. Sin respiro (una somera visita a la azotea desde donde se ve la próxima cúpula del Vaticano) nos desplazamos a la próxima residencia de las Hijas de la Caridad donde escuchamos las intervenciones del nuevo “Visitador” de esta jurisdicción y de los reconocidos PP. Mezzadri y Novo. Cierra el acto el Superior General. Sin respiro (no es broma) volvemos al Leoniano. Nos espera la celebración de la Eucaristía. Impresionante Iglesia de planta basilical. Llena. No menos de 100 paúles concelebran.
Ceremonia tridentina. Insoportable por nuestros pagos aunque por aquí parece no ser extraña. Nos vamos (sin respiro) a la estación del tren. Nos “pilla” de lleno la evacuación (gritos, agentes con pistolas, metralletas…) de la misma. Por lo leído posteriormente un “alocado” se paseaba con una mochila y un “cetme” de juguete por los andenes. La “sicosis” de algún atentado se palpaba en el ambiente. Se normalizó la situación. Llegó nuestro “alta velocidad” (de Venecia) con unos simples diez minutos de retraso y, con ellos, llegamos a Nápoles. Eran las 9:45.
Cuando escribo estas líneas estoy a punto de comenzar mis intervenciones de la mañana. Mi mente se traslada inexorablemente a las clases del Colegio. A algunos correos recibidos y contestados (aquí la wifi funciona excelentemente). A alguna (porque es alguna) de 2º B ansiosa por hacer el “examen” del lunes… ¡Para todo habrá tiempo!
Mitxel Olabuenaga, C.M.
(Web: recursosacademicos.net)
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