Ordenación de Aarón Esaú Delgado Méndez, C.M.
Amanecía un radiante domingo 6 de Septiembre en la Muy Leal y Noble Villa de La Orotava, cuando un hijo suyo, Aarón Esaú Delgado Méndez, iba a ser ordenado presbítero.
A las doce treinta horas, el carillón del campanario de la Parroquia de Santo Domingo de Guzmán, atendida por los Misioneros de la Congregación de la Misión, padres paúles, lanzaba sus campanas al vuelo en un alegre repicar que anunciaba a todo el Valle que no era un día más, ni un domingo como cualquier otro. Su família, Mari y Juan, daban a la Iglesia y al mundo un hijo que se entregaba a servir a Jesucristo en los más pobres.
Gran ejemplo para los chicos de su edad y para toda la ciudadanía de que aún hoy, a pesar de la laicidad imperante, hay generosos jóvenes que entregan su libertad y sus proyectos de vida al Señor.
En estos tiempos recios del Covid-19, los sacerdotes acompañantes se dispusieron en el Presbiterio, por lo que la procesión de entrada, tras la monición de entrada leída por Javier, el hermano de Aarón, sólo se compuso de la Cruz Procesional con “manga”, dos monaguillas con los ciriales, el Evangelio portado por un diácono permanente de la Parroquia de La Concepción, el ordenando, y el Señor Obispo de la Diócesis Nivariense D. Bernardo Álvarez, flanqueado del P. Visitador de la Provincia de Zaragoza, D. Santiago Azcárate, y por el Párroco de Santo Domingo, D. Gregorio Ado.
La lectura fue realizada por su hermano mayor, y el Evangelio proclamado por el Diácono Permanente.
En su homilía, breve pero intensa, D. Bernardo glosó la importancia de la corrección fraterna, y felicitó a Aarón por entregarse a tan buena causa, de seguir al Señor como Misionero y Presbítero.
A continuación llegó la Letanía de los Santos con la prostración del candidato; el juramento de fidelidad al Obispo y a sus sucesores; el revestimiento con las ropas sacerdotales, por parte del Visitador, y la entrega de la patena y el cáliz por parte de sus padres.
Tras estos actos, tan emotivos y tan cargados de simbolismo, el Sr. Obispo le impuso las manos, y a continuación, pasaron a imponerle las manos todos los sacerdotes concelebrantes. Luego, con un abrazo de paz, se pasó a simbolizar que todos sus hermanos lo acogían en el Presbiterio como hermano.
Continuó la Eucaristía situándose el nuevo presbítero junto al Obispo en su primer acto como sacerdote.
Tras repartir la Comunión, Aarón expresó su gratitud a sus padres, a los sacerdotes que lo habían acompañado en su proceso, a sus seres queridos, a sus formadores, y a todas las personas que estábamos citadas para acompañarle, y recordó su proceso formativo en Zaragoza, en Nápoles y el Barakaldo.
Tras la Celebración, el ordenando, ya más relajado, lo celebró con sus familiares y seres queridos en un restaurante de La Orotava.
Cuando las luces, el brillo de la jornada, y el clamor se fue apagando, pudimos ir a descansar agradecidos al Señor de haber sido testigos de su gran regalo: Dar un sacerdote más a su Pueblo, a la vez que recordarle, que Dios siempre vela por sus hijos, y está cerca de ellos en la persona de jóvenes que, como Aarón, han comprendido que hay más gozo en dar y servir, que en recibir o ser servidos.
Ojalá que el recuerdo de la jornada, brillen para siempre en el corazón de Aarón, y que cuando lleguen los momentos de dificultad, no se rinda ni tire la toalla, porque está convencido de que Dios, que inició esta obra buena en Él, la llevará a su término.
Felicidades Aarón, y gracias por tu “sí” generoso a un Dios que nunca se deja ganar en generosidad.
Joaquín Estapé García C.M.
Un abrazo cordial desde este Barakaldo que te recuerda.
Recuerdos desde la parroquia de Carmen!!!
Felicidades Aaron