Tiempo de siembra – Parroquia de San José Obrero – Zamora
La ciudad de Zamora, bañada por el río Duero, con su arte románico y fuente de inspiración para muchos poetas, nos volvió a acoger del 20 al 30 de marzo, en la etapa de siembra misionera. Cuatro parroquias y cuatro pueblos han sido los campos para evangelizar.
En mi caso, fue la parroquia de San José la que me tocó junto a dos Hijas de la Caridad. La parroquia está situada en un barrio obrero. Comenzamos la misión enviando en la Eucaristía del día del Señor, al grupo de evangelización de la comunidad. Como era tiempo de Cuaresma, la Misión ha estado centrada en la experiencia de Dios misericordioso y lleno de ternura que nos acompaña cada día en nuestra vida. Por eso, cada mañana fue dedicada a nuestra presencia en los colegios, donde íbamos explicando el sacramento del perdón. También hubo tiempo para visitar a los enfermos.
Después de la comida compartida en el Seminario Diocesano nos introducíamos de nuevo en la pastoral de la Misión. Las diferentes actividades: Vía Crucis, oración misionera, Eucaristía, visita a las comunidades familiares… nos ponían en sintonía con el tiempo de siembra y conversión que estábamos viviendo. También las actividades de ocio nos unían a la realidad parroquial en este tiempo: la solidaridad con un campeonato de ping-pong o un taller de pastas hechas por los niños de la catequesis. Todo ello, para los más necesitados del barrio.
La Misión ha sido un tiempo de encuentro, de unión entre las diferentes realidades pastorales han sido una ocasión para encontrarnos con Jesucristo Evangelizador de los pobres y misionar aquel barrio obrero. La unión de parte de la Familia Vicenciana (Hijas de la Caridad y misioneros Paúles) ha fomentado y germinado el Carisma Vicenciano, experimentado que nuestra naturaleza es misionera.
La experiencia de misionar y vivir este momento fuerte dentro del plan interprovincial del Equipo de Misiones, han sido un regalo y un don para seguir desarrollando nuestra vida misionera de hermanas y paúles.
La entrega y la ilusión de cada unos de los misioneros han dejado marcado en las diferentes comunidades parroquiales, el buen hacer y servicio que se nos pide desde la dos compañías para seguir anunciando a Jesucristo evangelizador y servidor de los pobres la alegría del evangelio y la ternura y misericordia en cada Misión Parroquial, encarnando nuestro Carisma para ser más fecundos en lo que nuestros fundadores nos han legado para encender y vivir más profundamente nuestra vocación.
Aarón E. Delgado, C.M.



















San Vicente de Paúl (de ahí el nombre de “misioneros paúles”), a pesar de las comprensibles limitaciones propias del tiempo en el que le tocó vivir (siglo XVII), tuvo un gran aprecio por la comunicación: llegó a escribir más de treinta mil cartas (alguna llegó a su destinatario varios meses después de su muerte). 


Comentarios recientes