XVI Asamblea Provincial (24 de junio: Dia 3º)
Cantar la alegría de vivir no deja de ser un tópico. Lo asumo. Me gusta más el «temprano madrugó la madrugada» (Miguel Hernández en la siempre actual «Elegía a Manuel Sijé»). No fue demasiado tarde el retiro nocturno y, por ello, tampoco se ha hecho temprano el levantamiento. En el tiempo de insomnio leo un aprovechable librito «Dios en el laboratorio».
Día de «sentada» responsable la mañana. Previamente las laudes y oración. Paseo entre ambas por la cuidada huertecilla. A las especies ya reseñadas en la crónica de ayer añadiré un ciruelo, un níspero y un almendro. Todos con fruto. Sí reseñaré que anoche a estas horas el fértil albérchigo tenía unos ciente ochenta y siete frutos; veinticuatro horas más tarde no llegan a cien. El breval está más que cabreado: ni los restos. No citaré esquilmadores… pero los hay. Es el caso que la primera sesión de la mañana se nos fue con el «Informe Económico» que nos ha presentado el ecónomo provincial. Detallado y de comprensión factible. Goza la Provincia de buena salud económica.
Fuese la mañana y gan parte de la tarde con el «ir y venir» de los textos de las diferentes comisiones. Se ha dado una vuelta a todos ellos. Queda todavía trabajo para ir perfilando «sugerencias». El lenguaje utilizado en los textos es muy directo y concreto. ¡Sorprenderá, sin duda!… Se aprobó por unanimidad el texto que la Comisión Central presentó sobre el Documento para la Asamblea General. El buen trabajo de las comunidades se hizo notar. Las Vísperas y Eucaristía (presididas por Ángel Echaide) cerraron la jornada laboral. Señalar un «intento de motín» reclamando respetar los «tiempos libres». En la cena (y en la comida) hacen furor los «griegos» (¡dígase yogures!). No hay palos porque llegan para quienes lo desean. ¡Prepárense los procuradores locales!
Son la 10:20 de la tarde. Gran parte del quorum ha salido a dar una vueltecita. Apetece la noche. La temperatura va subiendo. Mi ventana (abierta) da al patio. Enfrente vislumbro las luces de alguna vivienda. No hay ruidos identificables. Murmullo lejano de coches en circulación. Alguna televisión deja caer opacos sonidos. Corrijo, de paso, algún examen de Ética (on-line). Rompe la tranquilidad un ruidoso avión. ¡Por favor!… A la vera de mi habitación escucho el teclear del amigo Pablo: seguramente escribe sus siempre metódicas actas. Es lo que tiene esta encomienda secretarial. Si mis cálculos no fallan es la duodécima vez que ejerce de Secretario. ¿No dicen que a la décima va la vencida?… ¡Y un huevo!…
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