Novena a la Virgen Milagrosa 2013: Día primero

Milagrosa_Pamplona_2013MADRE de la Iglesia y de nuestra fe…: ¡Ayuda nuestra fe!

MONICIÓN DE ENTRADA

Bienvenidos a esta celebración. Como todos los años comenzamos hoy, martes 19 de noviembre de 2013, las celebraciones en honor a la Virgen Milagrosa. Durante nueve días, a la luz de la palabra de Dios, de la palabra del Papa Francisco, fijándonos en Santa Catalina y sobretodo en la Virgen María y en su Hijo, meditaremos nuestra fe para robustecer nuestro compromiso cristiano, misionero y caritativo al estilo de Vicente de Paúl, que como muchos de nosotros, desde niño, tuvo devoción a la Madre de Dios. Él peregrinaba a Buglose y nosotros peregrinamos a la Novena para meditar, contemplar y orar, sabiendo que nuestras alabanzas serán recibidas y nuestras peticiones escuchadas.

Celebremos gozosos nuestra fe en la Mesa de la Eucaristía.

ORACIÓN COLECTA

Señor Dios, que nos has dado a la Virgen María
como modelo de amor sublime y de gran humildad,
concede a tu Iglesia que,
siguiendo como ella el precepto del amor,
se entregue plenamente a tu gloria
y al servicio de los hombres,
y se manifieste ante todos los pueblos
como sacramento de tu amor.
Por nuestro Señor Jesucristo.

LITURGIA DE LA PALABRA

Lectura del libro de Judit (13, 14.17-20)

En aquellos días, Judit dijo al pueblo gritando: «¡Alabad a Dios, alabadlo! Alabad a Dios, que no ha retirado su misericordia de la casa de Israel; que por mi mano ha dado muerte al enemigo esta misma noche.»

Todos se quedaron asombrados y, postrándose en adoración a Dios, dijeron a una voz: «Bendito eres, Dios nuestro, que has aniquilado hoy a los enemigos de tu pueblo.»

Y Ozías dijo a Judit: «Que el Altísimo te bendiga, hija, más que a todas las mujeres de la tierra. Bendito el Señor, creador del cielo y tierra, que enderezó tu golpe contra la cabeza del general enemigo. Los que recuerden esta hazaña de Dios jamás perderán la confianza que tú inspiras. Que el Señor te engrandezca siempre y te dé prosperidad, porque no dudaste en exponer tu vida, ante la humillación de nuestra raza, sino que vengaste nuestra ruina, procediendo con rectitud en presencia de nuestro Dios.»

Todos aclamaron: «¡Así sea, así sea!»

Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 26, 1.3.4.5

R/. Tú eres mi auxilio, Dios de mi salvación.

El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién me hará temblar? R/.

Si un ejército acampa contra mí,
mi corazón no tiembla;
si me declaran la guerra,
me siento tranquilo. R/.

Una cosa pido al Señor, eso buscaré:
habitar en la casa del Señor
por los días de mi vida;
gozar de la dulzura del Señor,
contemplando su templo. R/.

Él me protegerá en su tienda
el día del peligro;
me esconderá en lo escondido de su morada,
me alzará sobre la roca. R/.

Aleluya

Afianzó mis pies sobre roca,
me puso en la boca un cántico nuevo.

+ Lectura del santo evangelio según san Lucas (11, 27-28)

En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba a la gente, una mujer de entre el gentío levantó la voz, diciendo:

– «Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te criaron.»

Pero él repuso:

– «Mejor, dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen.»

Palabra del Señor.

TEXTO PREVIO A LA HOMILÍA

“El mismo evangelista [San Lucas] habla de la memoria de María, que conservaba en su corazón todo lo que escuchaba y veía, de modo que la Palabra diese fruto en su vida. La Madre del Señor es icono perfecto de la fe, como dice Santa Isabel: “Bienaventurada la que ha creído”. (LF 58)

SUGERENCIAS PARA LA HOMILÍA

1) En medio de la oscuridad de nuestra historia pasada y presente, aparece la fe como luz, para algunos ilusoria, para otros algo asociado al oscurantismo, para muchos una luz por descubrir (cf. LF 1-5).

2) El creyente reconoce que en la fe, don de Dios, se nos ha dado un gran Amor, que se nos ha dirigido una Palabra buena y encarnada, Jesucristo, que nos transforma, por la fuerza del Espíritu Santo, ilumina nuestro camino hacia el futuro, y da alas a nuestra esperanza para recorrerlo con alegría (cf. LF 7).

3) Y el creyente pide ayuda para acoger ese don de Dios, para encarnarlo en su vida y en su historia, “porque la Iglesia nunca presupone la fe como algo descontado, sino que sabe que este don de Dios tiene que ser alimentado y robustecido para que siga guiando su camino” (LF 6), recorriendo los caminos del hombre contemporáneo. Y hoy suplicamos a “la dichosa porque ha creído” que ayude nuestra fe.

4) La Madre del Señor es icono perfecto de la fe (cf. LF 58). Ella conserva en su corazón todo lo que ve y oye para que la Palabra, que escucha y ve, florezca en su vida. En el Evangelio que acabamos de proclamar, vemos, que tras oír la voz de una mujer que ensalza al vientre que llevó a Jesús y los pechos que lo criaron, Él reafirma la alabanza a su madre por haber escuchado la Palabra de Dios y cumplirla: “Dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen” .

5) Como esa mujer del pueblo y como Jesús, nosotros reconocemos y ensalzamos la fe de María. En ella nos miramos como en un espejo y vemos que, a veces, nuestra fe se apaga, que se debilita, que hay que purificarla y robustecerla y por eso acudimos en esta Novena, para soplar sobre las cenizas que tapan o guardan la brasa y encender la llamarada que se ve y contagia.

6) Por eso, Madre, en esta Novena, ¡ayuda nuestra fe! Ayúdanos a abrirnos al don de la Palabra, al don de la fe; ayúdanos a cuidar esta fe, de manera que, aunque expuesta siempre a la tentación, brille como luz en nuestras propias oscuridades y en la oscuridad del mundo. Amén

ORACIÓN UNIVERSAL

Sacerdote: Presentamos a Dios Padre nuestra oración por la necesidades de nuestro mundo y las de su Iglesia, y lo hacemos por intercesión de la Virgen María.

Lector/a: Para que la Palabra de Dios llene los corazones de los hombres y su fuerza transforme nuestra sociedad. Roguemos al Señor.

Asamblea: Te rogamos, óyenos.

Lector/a: Para que los pastores y catequistas de la Iglesia se entreguen de corazón al ministerio que se les ha confiado, busquen a Dios, lo anuncien y den testimonio de misericordia, comprensión y servicio. Roguemos al Señor.

Asamblea: Te rogamos, óyenos.

Lector/a: Para que, en nombre de Dios, procuremos siempre el bien de nuestros hermanos y lo reconozcamos en los que no tienen fe, pero viven con honradez. Roguemos al Señor.

Asamblea: Te rogamos, óyenos.

Lector/a: Por los que han entregado su vida al anuncio del Evangelio: para que encuentren en Cristo la fuerza que necesitan para permanecer en su vocación. Roguemos al Señor.

Asamblea: Te rogamos, óyenos.

Lector/a: Por nosotros: para que vivamos la misma disponibilidad que la Madre de Dios y para que su entrega nos impulse a abrir nuestros corazones a la Palabra de Dios, Roguemos al Señor.

Asamblea: Oh María, sin pecado concebida (cantado)

Sacerdote: Padre, mira con amor las oraciones que te hemos presentado por medio de la Madre de tu Hijo y haz que por los méritos de su vida y la fidelidad de María, alcancemos un día la gloria de la vida eterna. Por Jesucristo Nuestro Señor.

ORACIÓN SOBRE LOS DONES

Convierte, Señor, en sacramento de salvación
los dones que con gozo hemos traído a tu altar
en esta memoria de la gloriosa Virgen María;
ella resplandece para tu Iglesia
como modelo del verdadero culto espiritual
con el que nosotros mismos debemos mostrarnos
como víctima santa y agradable a ti.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

PREFACIO: LA BIENAVENTURADA VIRGEN, MODELO DEL CULTO VERDADERO

V. El Señor esté con vosotros.

R. Y con tu espíritu.

V. Levantemos el corazón.

R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.

V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.

R. Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias
siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
por Cristo, Señor nuestro.
Porque por tu inmensa bondad
has dado a tu Iglesia,
como modelo del verdadero culto,
a la Virgen María.
Ella, Virgen oyente,
escucha con gozo tus palabras
y las medita en silencio en lo hondo de su corazón.
Ella, Virgen orante,
ensalza tu misericordia
con su cántico de alabanza,
intercede solícita por los novios en Caná
y está unida a los apóstoles en su oración.
Ella, Virgen fecunda,
concibe al hijo por obra del Espíritu Santo
y, junto a la cruz, es proclamada madre
del pueblo de la nueva Alianza.
Ella, Virgen oferente,
te presenta en el templo a su Hijo Primogénito
y al pie del árbol de la vida
se une a la ofrenda de su vida.
Ella, Virgen vigilante,
espera sin vacilar
la resurrección de su Hijo
y aguarda fielmente la efusión del Santo Espíritu.
Por eso, asociados a los coros de los ángeles,
te alabamos diciendo con gozo:

Santo, Santo, Santo…

TEXTO DE SANTA CATALINA LABOURÉ (antes de la oración final)

“No sé expresar lo que sentí y lo que vi: la belleza y el resplandor, los rayos…

«Yo derramo estas gracias sobre las personas que me las piden [oyó Catalina]. Ella me hizo comprender cuánto le agrada que se rece a la Sma. Virgen y cuán generosa se muestra con las personas que se encomiendan a ella. ¡Cuántas gracias concede a las personas que se lo piden y cuanta alegría siente al concederlas! Disfruta, como madre, al conceder gracias y dones a sus hijos que suplican»”. (René Laurentin, Vida de Catalina Labouré, p. 69).

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Participando, Señor,
de los santos misterios de tu mesa,
hemos recibido con espíritu de piedad
el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo; concede, te rogamos,
que tu Iglesia, contemplando a la Virgen María,
se vea siempre llena del fervor de la fe,
confirmada en el amor
y robustecida por la esperanza de la futura gloria.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

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David Carmona, C.M.

David Carmona, Sacerdote Paúl, es canario y actualmente reside en la comunidad vicenciana de Casablanca (Zaragoza).

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