Novena a la Virgen Milagrosa 2013: Día segundo

Milagrosa_Pamplona_2013Abre nuestro oído a la PALABRA, para que reconozcamos la voz de Dios y su llamada.
(Vocación de Santa Catalina)

MONICIÓN DE ENTRADA

Bienvenidos a la celebración. Hoy le pedimos a la Milagrosa, siguiendo la oración del Papa Francisco, que abra nuestro oído a la Palabra de Dios, que reconozcamos la voz de Dios y su llamada, entre tanto ruido, voces y palabras que oímos. Ayuda María nuestra fe, porque nuestro Dios es un Dios que habla a las personas: a Abrahán, a los profetas, a María, a Catalina Labouré, a cada uno de nosotros. No hay ser humano a quien Dios no le hable.

Participemos activamente en la celebración.

ORACIÓN COLECTA

Dios todopoderoso,
que, según lo anunciaste por el ángel,
has querido que tu Hijo
se encarnara en el seno de María, la Virgen,
escucha nuestras súplicas
y haz que sintamos la protección de María
los que la proclamamos verdadera Madre de Dios.
Por nuestro Señor Jesucristo.

LITURGIA DE LA PALABRA

Lectura del Primer Libro de Samuel (3, 1-10)

El joven Samuel servía al Señor en la presencia de Elí. La palabra del Señor era rara en aquellos días, y la visión no era frecuente. Un día, Elí estaba acostado en su habitación. Sus ojos comenzaban a debilitarse y no podía ver.

La lámpara de Dios aún no se había apagado, y Samuel estaba acostado en el Templo del Señor, donde se encontraba el Arca de Dios. El Señor llamó a Samuel, y él respondió: «Aquí estoy».

Samuel fue corriendo adonde estaba Elí y le dijo: «Aquí estoy, porque me has llamado». Pero Elí le dijo: «Yo no te llamé; vuelve a acostarte». Y él se fue a acostar.

El Señor llamó a Samuel una vez más. Él se levantó, fue adonde estaba Elí y le dijo: «Aquí estoy, porque me has llamado». Elí le respondió: «Yo no te llamé, hijo mío; vuelve a acostarte».

Samuel aún no conocía al Señor, y la palabra del Señor todavía no le había sido revelada.

El Señor llamó a Samuel por tercera vez. Él se levantó, fue adonde estaba Elí y le dijo: «Aquí estoy, porque me has llamado». Entonces Elí comprendió que era el Señor el que llamaba al joven, y dijo a Samuel: «Ve a acostarte, y si alguien te llama, tú dirás: Habla, Señor, porque tu servidor escucha». Y Samuel fue a acostarse en su sitio.

Entonces vino el Señor, se detuvo, y llamó como las otras veces: «¡Samuel, Samuel!». Él respondió: «Habla, porque tu servidor escucha».

Palabra de Dios

Salmo responsorial Sal 39, 7-8a. 8b-9. 10. 11

R/. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.

Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,
y, en cambio, me abriste el oído;
no pides sacrificio expiatorio,
entonces yo digo: «Aquí estoy.» R/.

«-Como está escrito en mi libro-
para hacer tu voluntad.»
Dios mío, lo quiero,
y llevo tu ley en las entrañas. R/.

He proclamado tu salvación
ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios:
Señor; tú lo sabes. R/.

No me he guardado en el pecho tu defensa,
he contado tu fidelidad y tu salvación,
no he negado tu misericordia y tu lealtad
ante la gran asamblea. R/.

Aleluya (Jn 1, l4ab)

La Palabra se hizo carne
y acampó entre nosotros,
y hemos contemplado su gloria.

+ Lectura del santo evangelio según san Lucas (1, 26-38)

En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María. El ángel, entrando en su presencia, dijo:

– «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.» Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél.

El ángel le dijo:

– «No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.»

Y María dijo al ángel:

– «¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?»

El ángel le contestó:

– «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios.Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible.»

María contestó:

– «Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.»

Y la dejó el ángel.

Palabra del Señor.

TEXTO PREVIO A LA HOMILÍA

“Es verdad que, en cuanto respuesta a una Palabra que le precede, la fe de Abrahán será un acto de memoria. Sin embargo esta memoria no se queda en el pasado, sino que, siendo memoria de una promesa, es capaz de abrir al futuro, de iluminar los pasos a lo largo del camino. De este modo, la fe, en cuanto memoria del futuro, memoria futuri, está estrechamente ligada con la esperanza”. (LF 9)

SUGERENCIAS PARA LA HOMILÍA

1) Relación entre La Palabra y La Fe. Si recordamos nuestra experiencia de cristianos, vendrán a nuestra memoria las voces de las personas que nos hablaron de Dios, que nos mostraron su Palabra. Palabras y Palabra que nos abrieron a acoger el don de la fe.

2) La fe es respuesta a la palabra de un Dios que nos llama por nuestro nombre, que nos hace una promesa y nos invita a salir hacia el cumplimiento de esa promesa, como a nuestro padre en la fe Abrahán. La Palabra hace brotar la fe, y la fe entiende la palabra reveladora de quien la pronuncia. Es lámpara en ese caminar, es presente y es futuro. La fe acoge esa Palabra de Dios como roca firme sobre la que construye la vida. Esa palabra es fiel, no falla, y el que la sigue es también fiel. “El hombre es fiel creyendo a Dios, que promete; Dios es fiel dando lo que promete al hombre”. Esa fe no es ajena a nuestra naturaleza, Abrahán reconoce en esa voz que se le dirige una llamada profunda, inscrita desde siempre en su corazón”. (cf. LF n.º 8, 9, 10 y 11).

3) Las lecturas que escuchamos hoy nos presentan al joven Samuel, llamado repetidas veces por su nombre. (Sam. 3, 1-10) Esta llamada de Dios, esta palabra, que a veces se confunde y hay que clarificar, pide escucha, aclaración y respuesta confiada como la de María en el evangelio (Lc 1, 26-38).

Riesgo y seguridad en la escucha de la Palabra, invitación a salir a la aventura, fiados en una promesa, a mirar con mirada amplia, mirada de fe, la realidad que nos rodea. Palabra y llamada que nos introduce en el misterio. La llamada garantiza la gracia para responder a esa Palabra.

4) Tanto a Abrahán como a Samuel, como a María, o como a Santa Catalina Labouré, les sorprende la Palabra que les habla de futuro, de promesa de salvación. Volviendo al recuerdo de nuestra historia de creyentes, también tuvo que haber un momento para aceptar el riesgo y la aventura de fiarse de Dios, mirando lejos, soñando en estrellas y arenas de la playa, como Abrahán, pronunciando, con la confianza del joven Samuel, “aquí estoy, Señor”, o diciendo el Sí más comprometido de toda la historia con María, en un “Hágase en mí según tu Palabra”.

5) María, abre nuestro oído a la Palabra, para que reconozcamos la voz de Dios y su llamada.

ORACIÓN UNIVERSAL

Sacerdote: Para que la Iglesia anuncie a todos los hombres el camino de la salvación que nos mereció Jesús. Roguemos al Señor.

Lector/a: Por los hogares divididos, que retornen a la unidad y el Señor conforte y sostenga a los hijos que crecen en ellos. Roguemos al Señor.

Asamblea: Te rogamos, óyenos.

Lector/a: Por Caritas Diocesana y sus trabajadores y colaboradores, que sientan siempre la cercanía de quienes somos solidarios con el mundo de la pobreza y la marginación. Roguemos al Señor.

Asamblea: Te rogamos, óyenos

Lector/a: Por los que viven sin fe, por los que están desesperados, por los que viven en tristeza y soledad, para que experimenten la bondad de Dios. Roguemos al Señor.

Asamblea: Te rogamos, óyenos

Lector/a: Para que, como María, nos preparemos para acoger al Señor en nuestro corazón y, como Ella, hagamos lo que El nos dice. Roguemos al Señor.

Asamblea: Te rogamos, óyenos

Lector/a: Por los que estamos celebrando nuestra fe en el Señor: para que alimentados de su Cuerpo y de su Sangre, se afiance nuestra esperanza y se fortalezca nuestra caridad, Roguemos al Señor.

Asamblea: Oh María, sin pecado concebida

Sacerdote: Escucha, Señor, las súplicas que te dirigimos, bendice nuestras intenciones y haz fecunda nuestra entrega a la causa de tu Reino. Por Jesucristo nuestro Señor.

ORACIÓN SOBRE LOS DONES

El Espíritu Santo,
que fecundó con su poder el seno de María,
santifique, Señor, los dones
que te presentamos sobre el altar.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

PREFACIO

LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA
OYÓ CONFIADAMENTE AL MENSAJERO CELESTE

V. El Señor esté con vosotros.

R. Y con tu espíritu.

V. Levantemos el corazón.

R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.

V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.

R. Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias
siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno,
por Cristo, Señor nuestro.
Porque la Virgen creyó el anuncio del ángel:
que Cristo, por obra del Espíritu Santo,
iba a hacerse hombre por salvar a los hombres;
y lo llevó en sus purísimas entrañas con amor.
Así, Dios cumplió sus promesas al pueblo de Israel
y colmó de manera insospechada
la esperanza de los otros pueblos.
Por eso,
los ángeles te cantan con júbilo eterno
y nosotros nos unimos a sus voces
cantando humildemente tu alabanza:

Santo, Santo, Santo…

TEXTO DE SANTA CATALINA LABOURÉ (antes de la oración final)

SUEÑO

“Pero una noche esta llamada toma la forma de un sueño. Catalina se encuentra en la Iglesia de Fain, en su sitio de costumbre, en la capilla de los Labouré. Está rezando. Llega un anciano sacerdote vestido con los ornamentos sacerdotales y se pone a celebrar misa en el altar blanco con molduras doradas. Lo que más le impresiona es su mirada cuando se vuelve para el Dominus vobiscum. En el Ite, missa est le hace una señal para que se acerque. El temor la sobrecoge. Retrocede fascinada. No puede apartar de si aquella mirada. Durante toda su vida la recordará. A la salida de la iglesia va a visitar a una enferma (todavía en sueños). Allí la encuentra el anciano sacerdote que le dice:

-Hija mía, es una buena obra cuidar a los enfermos. Ahora huyes de mí, pero algún día te sentirás feliz de poder venir conmigo. Dios tiene sus designios sobre ti. No lo olvides”. (René Laurentin, o.c., p. 31)

Un Sueño.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Señor, que los sacramentos que hemos recibido
nos otorguen siempre tu misericordia,
y, por la encarnación de tu Hijo Jesucristo,
salva a los que veneramos fielmente
la memoria de su Madre, la Virgen María.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

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David Carmona, C.M.

David Carmona, Sacerdote Paúl, es canario y actualmente reside en la comunidad vicenciana de Casablanca (Zaragoza).

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