Una mirada sobre el coronavirus desde Puerto Cortés (Honduras)

Nuestra época se ha definido como una época de cambios continuos, cada vez más acelerados. Se dice que nuestros niños y jóvenes han de desarrollar sobre todo las habilidades de creatividad, flexibilidad y adaptación a nuevos contextos y realidades, pues no sabemos a qué mundo se van a enfrentar. Algunos afirman que la mayor parte de empleos del futuro están aún por inventar. Vivimos en un mundo en constante evolución, y cada vez resulta más difícil predecir lo que va a ocurrir y tomar las decisiones adecuadas que nos permitan afrontar el futuro con competencia.

La pandemia que estamos sufriendo por el covid-19 ha venido a acentuar esto. En los últimos meses los cambios en nuestro estilo de vida han venido de golpe y porrazo. Sin previo aviso. La mayor parte de nuestros planes para este año se han visto truncados. La incertidumbre y la zozobra son sentimientos recurrentes. Las previsiones son cambiantes; las curvas suben y bajan. Nadie sabe a ciencia cierta cómo viviremos los próximos meses. Se habla de “nueva normalidad”, se habla de posible rebrote en otoño, o antes. Algunos, muy sabiamente, lo resumen con la expresión popular “esto va pa’ largo”.

Esta nueva situación exige de nosotros las mismas habilidades que pedimos a nuestros niños y jóvenes: creatividad, flexibilidad, adaptabilidad, además de una gran dosis de tolerancia a la incertidumbre. Un ejemplo han sido los maestros que, tirando de ingenio, creatividad y muchas ganas, han tenido que idear la manera de seguir enseñando en la distancia; y eso sin haber hecho un máster en nuevas tecnologías y sin tener el último certificado de calidad en tecnologías TIC. La vocación y la entrega es lo que les ha hecho responder a la coyuntura con generosidad y responsabilidad.

Para nosotros, como Iglesia, esta situación supone un reto. Creo que los obispos han estado a la altura, primando sobre todo el bien de los fieles, muchos de ellos de avanzada edad. Dos palabras son clave para nuestro actuar en estos días: responsabilidad y solidaridad. Responsabilidad, sí, pues no se toman las decisiones por miedo, sino siendo conscientes del compromiso que tenemos de velar por el bien de todos. Y solidaridad, porque cuidar y proteger a los demás, al tiempo que a uno mismo, es nuestro mayor deber de amor al prójimo en este momento. Solidaridad que también se aprecia en quienes hacen la compra a las personas mayores para que no tengan que salir de casa, en quienes llaman por teléfono a quienes viven solos para que no sientan la soledad, en quienes comparten lo poco de más que tienen con su vecino que se ha quedado sin trabajo, en quienes colaboran en alguna forma de voluntariado, etc. Muchas instituciones de la Iglesia y muchos cristianos anónimos están mostrando su solidaridad en estos días. Son tiempos también de solidaridad, para que los más vulnerables de nuestra sociedad no se queden fuera.

Responsabilidad y solidaridad. Pero también cercanía. Cercanía en la atención pastoral y espiritual a los fieles, aunque sea a través de las redes o vía telefónica. Cercanía desde la sencillez, sin caer en lo extravagante o rocambolesco. Muchas han sido las iniciativas de sacerdotes o comunidades que transmiten la misa por facebook, haciendo un gran bien a los fieles, que pueden unirse en comunión espiritual. Muchos son los misioneros que mantienen el contacto con los fieles de manera virtual, pero real. No es otro continente (el tan famoso continente digital), son nuestros queridos fieles, nuestros vecinos y hermanos.

En la parroquia Sagrado Corazón de Jesús de Puerto Cortés, la radio ha sido una verdadera bendición. Radio Luz Cortés ha permitido que la eucaristía llegue cada día a los hogares de muchos de nuestros fieles, que la siguen agradecidos. Los padres hemos inaugurado un espacio nuevo, por las tardes, que se llama “Tan cerca de ti”, en el que dialogamos sobre diversos temas como el bautismo, la Pascua o consejos sobre cómo vivir esta cuarentena en casa. Empezamos transmitiendo el retiro que estaba previsto para las catequistas en el tiempo de cuaresma y que no se pudo realizar presencialmente, y hemos continuado hasta ahora con diversos temas. El programa se emite de lunes a viernes, en directo, y en él participamos, por grupos, todos los padres, a los que se une Jesús, el joven en etapa de acogida. También los padres de Cuyamel participan, aunque en su caso no es directo.

Los fieles también tienen su participación en la radio. Desde casa, en sus celulares, graban sus participaciones, que en el estudio se editan y se unen para dar lugar a programas enteros. De este modo se han seguido emitiendo los programas de las catequistas, de los delegados y de los jóvenes. También la pastoral vocacional ha emitido mensajes a través de la radio para motivar a los jóvenes a dejarse encontrar por el Señor y responder a su llamada. Asimismo, algunos fieles han mandado saludos y mensajes felicitando la pascua que también se han emitido por la radio. Incluso las buenas voces de la parroquia han grabado los cantos que han sonado en las eucaristías de cada día. Más que nunca hemos sentido la radio como “radio de todos”. La diversidad cultural y lingüística ha estado de igual modo reconocida; el mes pasado se celebró el mes de la herencia garífuna, conmemorando 223 años de la llegada de los hermanos garífunas a las costas de Honduras. Desde nuestra radio nos hemos unido a esta celebración y, un día por semana, hemos celebrado la misa bilingüe, en español y garífuna. 

Otra función de la radio en este tiempo ha sido la formación, sobre todo con los jóvenes. Hemos cambiado las formaciones de los domingos por formaciones en línea. El domingo a las 11 de la mañana se propone un tema de formación para los jóvenes, que acaba con unas preguntas. A continuación, los jóvenes hacen reuniones virtuales por grupos en las que dialogan sobre las preguntas propuestas. No todos han podido unirse a esta modalidad, pero para los que sí lo han hecho ha sido muy gratificante y motivador.

En cuanto a la caridad y solidaridad la parroquia tampoco ha estado parada. Los hogares funcionan con normalidad, gracias al compromiso de las hermanas y de los trabajadores que lo dan todo cada día, superando las dificultades que van surgiendo. También está abierto y a pleno rendimiento el consultorio médico parroquial, tras superar algunas dificultades iniciales. Pero lo que más y mejor ha funcionado es la generosidad de la gente. Algunas familias están pasando por muchas dificultades, debido a que no pueden salir a trabajar y no están cobrando sueldo, pero en cada barrio, aldea y colonia se han organizado para ayudar y sostener a los hermanos más necesitados. Los agentes de promoción humana de cada comunidad están en contacto permanente con la responsable de la oficina social de la parroquia, Francis Díaz, y con el párroco, para salir al paso de cualquier necesidad. Es un trabajo en forma de red, en colaboración con la municipalidad y con el resto de instituciones y organizaciones que trabajan en el municipio: CEPUDO, bomberos, Cruz Roja, etc. En tiempos de escasez la solidaridad crece, y han sido numerosas también las donaciones a los hogares para que no pasen necesidad nuestros ancianos y niños.

No son pocos los desafíos que se vislumbran para los siguientes meses. Crisis económica en un país ya de por sí golpeado por la pobreza, la falta de oportunidades y la corrupción: pérdida de empleo, descenso de las remesas, etc. Tiempos para la solidaridad, para unir fuerzas y trabajar juntos, solo así lograremos superar las adversidades, bajo la guía del Espíritu Santo, confiando en Dios, tratando de responder como lo haría Jesús. 

Iván Juarros, C.M.

David Carmona, C.M.

David Carmona, Sacerdote Paúl, es canario y actualmente reside en la comunidad vicenciana de Casablanca (Zaragoza).

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