Las celebraciones de la Milagrosa en Albacete
Noviembre-2015.
Un año más, la buena gente adulta de Albacete nos sorprende gratamente con la asistencia nutrida a los cultos en honor de la Virgen Milagrosa. ¡Hay que ver la fecundidad de la semilla sembrada en buena tierra y a su tiempo, a tempero! La misma Sor Dolores, diminuta y dinámica Hija de la Caridad del reciente pasado, protagonista callada de esta pequeña historia, se sorprendería al ver los frutos de aquella sementera del culto a la Milagrosa que ella impulsó, sin miedos ni complejos. Paraba su cochecito, según cuentan, en cualquier rincón, autorizado o sin autorizar para aparcar; estaba segura de que ¡ningún policía se atrevería a multarla, sabiendo que era el cochecito de la monjita de los pobres!!! Son audacias admirables, aunque no imitables, de algunas personas santas…
Y aquella historia, que todavía no se ha transcrito a los libros, sigue su curso de boca a boca… Todavía la parroquia de la Sagrada Familia, donde se asentó, con carácter oficial, por decirlo de alguna manera, la celebración de la Novena de la Milagrosa en Albacete, sigue llenándose… Cierto que los rostros han envejecido, pero siguen siendo sonrientes y cargados de esperanza, que algún día brillará en las generaciones venideras… Los tres días últimos, como de costumbre, sobre todo el día de la Milagrosa, la asistencia fue masiva, hasta el coro se llenó. El obispo de la diócesis, Don Ciriaco, quiso, gentilmente, poner la rúbrica a tan solemne celebración y presidió la última Eucaristía el día de la Milagrosa. Pero, cual sería mi sorpresa, al pedirme que hiciera yo mismo la última predicación… Sin temblarme las manos ni los pies, hice lo que me mandaban, erguido, frente a frente, cerquita de los oyentes, como es mi costumbre, sencillo y cercano, al estilo de nuestro buen Papa Francisco, como solemos hacer en nuestras misiones populares…
Pero, debía haber empezado esta crónica felicitando al equipo que ha elaborado este año el temario de la Novena, nuestros hermanos de Pamplona… Confieso que, al principio, al leerlo por primera vez, fui uno de los escépticos que pensó que los fieles se iban a sentir decepcionados, y hasta engañados, por tratar de venderles gato por liebre, porque la Milagrosa es la Milagrosa y no la Virgen del Carmen, ni la del Rosario, ni la del Corazón Inmaculado… Pues no, en nada se sintieron decepcionados, al menos no lo aparentaron. Creo que este cambio, motivado y razonado por estar celebrando el año de la vida consagrada, al final, les sirvió para darse cuenta de que nuestra Milagrosa querida tiene muchas primas hermanas, bien avenidas, y que, al venerar a una de ellas, honramos a la familia entera, con sus distintos nombres y apellidos. Y cuando se presentan en toda su belleza, con sus distintivos y adornos místicos, tan atractiva y seductora es la una como la otra, sin que sirva de competencia desleal a nuestra Milagrosa de toda la vida. Por otra parte siempre hay que alabar y estimular la creatividad y renovación de ideas… Bien pues, amigos de Pamplona, así nos estimuláis también a cambiar el ropaje de nuestras predicaciones y a ampliar horizontes.
Pero las celebraciones solemnes en honor de la Virgen Milagrosa en Albacete no se agotan en la parroquia de la Sagrada Familia. Albacete es quizás la única, o una de las pocas ciudades de España, donde la Novena o el triduo se celebra simultáneamente, y de manera oficial, en cinco centros diferentes. Aquí tenéis sus nombres, por orden de distinción o de tradición:
Residencia de San Vicente de Paúl, donde las Hermanas dejaron su impronta imborrable durante años; donde los ancianos todavía conservan el aroma y frescor de los cantos y entusiasmos que las Hermanas imprimieron en sus mentes y corazones sencillos… Todavía se acuerdan de aquellos cantos, aunque sus oídos hayan dejado de estar afinados. Y la capilla de la Residencia se llenó durante los tres días del triduo, casi como en los mejores tiempos del pasado…
También el Colegio de María Inmaculada tuvo su triduo. Aquí hubo que establecer un orden para dar protagonismo a las distintos grupos representativos: el primer día se dedicó a los jóvenes de JMV; el segundo día a los estudiantes del colegio, en su conjunto y el tercer día a la Asociación de padres y madres (AMPAS) y a la Asociación de la Medalla. El coro del colegio, compuesto por miembros de JMV dio brillantez y encanto especial a las celebraciones, aunque la presencia de los jóvenes no fuese especialmente boyante, según el imperativo legal de los nuevos tiempos.
No podía faltar a la cita anual la parroquia que lleva su nombre: la Parroquia de la Milagrosa, en el barrio bien conocido de las Seiscientas. Y aquí, con buen criterio, el P. José Luis cambió la estrategia de las celebraciones: el primer día se rezó el rosario de la Milagrosa. Cada misterio fue proclamado por un miembro de las distintas ramas de la Familia Vicenciana. El segundo día se hizo una mesa redonda, con testimonios diferenciados que presentaron el pasado, presente y futuro de la Asociación de la Medalla Milagrosa. Y el tercer día, el barrio se convocó a una chocolatada mañanera, abierta a todo el mundo; y por la tarde, a la celebración solemne de la patrona del barrio, en el templo que honra a la comunidad. No asistieron demasiados, pero el esfuerzo y la buena voluntad siempre es una semilla que anuncia la primavera…
Y nuestra parroquia de San Vicente, tampoco podía quedarse sin triduo, aunque no tuviese la tradición ni veteranía de los centros arriba mencionados. Según me transmite el P. Marino, la asistencia no se cuenta por cientos, pero los pocos que asistieron, entre veinte y treinta, también merecen su estrella. Cuando uno hace lo que puede, uno no está obligado a más. Siempre nos queda la esperanza de que pronto, al atardecer, o a primera hora de la mañana, volverá a brillar el sol.
Y esta comunidad vicenciana de Albacete, satisfecha y agradecida, como buenos sembradores, de haber sembrado nuestro campo de semillas de esperanza.
Félix Villafranca CM
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